Segundo, para muchos de nosotros esta meta suena como algo muy difícil de alcanzar porque no peleamos ni ganamos estas luchas esenciales de autoridad cuando nuestros hijos eran pequeños. Pasamos demasiado tiempo complaciendo sus demandas y permitiendo su mal comportamiento. Explicábamos su rebelión diciendo que estaban en la «dentición», que estaban «muy cansados», o que estaban tratando de «llamar la atención». Ahora que nuestros hijos son adolescentes, no tienen un corazón de apreciación por nuestra autoridad. No ven la necesidad de someterse a ella. No entienden porqué no estamos excusando su rebelión como solíamos hacerlo, y porqué ahora les estorbamos el paso. Como adolescentes ahora se ponen demasiado voluntariosos cuando tratamos de ejercer nuestra autoridad paterna. Como padres necesitamos entender que la rebelión en contra de la autoridad paterna nunca está bien, a ninguna edad. El rechazo de la autoridad paterna es un rechazo de la autoridad de Dios. Y el rechazo de la autoridad de Dios, de hecho, es reclamar su autoridad como mía. Es un intento de ser Dios. Ya sea que tus adolescentes se den cuenta o no, lo que está en juego ¡no podría ser más serio!

  1. La siguiente cualidad de una persona involucrada en la guerra espiritual se discute liberalmente en el libro de Proverbios. Es la separación de los malos. Permítanme decirlo en términos positivos. El adolescente que tema a Dios deseará estar con otros adolescentes que teman a Dios. ¡Es cierto que una persona se conoce por la compañía con la que anda! Si un adolescente está en serio en su deseo de participar en la guerra espiritual, si está seriamente buscando vivir una vida agradable al Señor, y si está viviendo en una sumisión voluntaria a las autoridades en su vida, entonces el deseará pasar su tiempo con gente que comparta sus valores. Los adolescentes rebeldes no le será atractivos. Los adolescentes que no tienen deseo por las cosas espirituales no le atraerán. En vez de eso, en dondequiera que esté, instintivamente buscará a aquellos que tienen un corazón para Dios. Se sentirá extrañamente fuera de lugar con muchachos que no tienen interés en las cosas que Dios dice que son las más importantes.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

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