Si es consejero, pastor o líder de niños y se encuentra con una situación de abuso infantil, recuerde estos consejos:
Crea al relato del niño, por más inverosímil que le resulte. Un niño que cuenta una experiencia sexual, no está inventando.
Intervenga de modo asertivo. Transcribimos un caso relatado en el libro “abuso sexual infantil intrafamiliar” de Marta Podestá y Ofelia Rovea.

Sergio era un asiduo concurrente a un templo evangélico del barrio. Su hija Graciela, de once años de edad, le contó a Irma, la esposa del pastor, que Sergio, su papá, todas las mañanas, cuando su mamá salía a trabajar, aprovechaba para besarla en la boca y tocarla en sus partes íntimas. En ese momento, Irma le prometió a Graciela que iba a solucionar su problema. Ésta habló con su esposo para que le llamara la atención a Sergio. El pastor enfrentó el tema con Sergio desde la concepción de pecado, le pidió que se arrepintiera sinceramente y que tuviera el firme propósito de no volver a repetirlo. Sergio continuó abusando de su hija, hasta que quedó embarazada. Embarazo que dejó al descubierto esta situación de abuso.

CUANDO SE ACTÚA DE FORMA INADECUADA SE REFUERZA LA SITUACIÓN DE ABUSO.

  • No adopte una conducta “espiritualosa”, diciéndole: “vamos a orar”, para no tener que hacer nada más. Tenga presente que los daños por callar y la complicidad del silencio van a ocasionar heridas muy profundas, quizás irreparables sobre esa vida.
  • No pierda la calma. Serénese y actúe de manera tranquila. No se ponga a llorar, ni haga algún gesto raro.
  • Extreme la confidencia. Apoye con palabras amables. Generalmente, el niño siente mucha angustia por creer que es culpable o cómplice.
  • Nunca lo haga responsable por lo que pasó. Felicítelo por haber hablado y por haber confiado en usted. Tiene que decirle que él o ella no es culpable de lo ocurrido.
  • Busque ayuda. Piense que denunciar el hecho puede ayudar a que no vuelva a repetirse. Instrúyase de las alternativas con la que usted cuenta para poder enfrentar el tema.
  • Mantenga un mismo ánimo. Es común ver retrocesos en el curso de aconsejamiento. Comprenda la magnitud del conflicto y las múltiples manifestaciones que puede tener. Las estadísticas señalan que los varones suelen ser violentos e irritables, se inician sexualmente a muy temprana edad, se dan al alcohol y suelen tener graves problemas en la escuela. Las niñas, al contrario, suelen ser más calladas y antisociables, con baja autoestima, miedosas y desconfiadas. Es usual que se encierren días enteros mirando TV o durmiendo.

Queremos agregar un último consejo para aquellas personas con antecedentes de abuso sexual mucho tiempo atrás, quizás años o décadas. Pero nunca lo haga con víctimas actuales o recientes porque las revictimiza al imponerles la ‘carga’ del perdón.

Guíe a la víctima al perdón. ¿Al perdón? Sí, aunque resulte inverosímil. Este paso se aconseja cuando ha transcurrido tiempo desde el abuso, pero la persona sigue ligada a ese pasado de dolor y amargura. No intente hacerlo con un hecho reciente porque vulnera nuevamente a la víctima que, emocionalmente está muy afectada.

Los pasos pueden incluir:
1. Perdonar a Dios: resulta extraño porque Dios no necesita ser perdonado, pero hay muchas personas abusadas que guardan en su corazón resentimiento, hostilidad y enojo contra Dios, pues creen que Dios no las protegió en el día de la violación o el abuso. Es necesario explicar que Dios se dolía por su dolor, pero el ser humano cuenta con la libertad para elegir el bien o el mal. Dios no tuvo la culpa. El abusador es quien tiene una mente depravada y oscura.

2. Perdonar al ofensor: (u ofensores), si los recuerda. La amargura es la consecuencia de la falta de perdón en el corazón. La única manera de ser libre es perdonando. Soltar el dolor a Jesús, pedirle que él se haga cargo.

3. Perdonarse a sí mismo: muchas personas abusadas no pueden perdonarse a sí mismas. Creen que podrían haber evitado de alguna manera el abuso, sin percatarse de que fueron manipuladas.

Explique qué es el perdón:

  • El perdón no es olvido. Nadie puede olvidar el pasado. Ser sanado interiormente no significa olvidar lo que pasó, sino recordar sin dolor.
  • El perdón no es sentimiento. El perdón es una decisión voluntaria y pensada. La persona ofendida decide perdonar aunque no lo sienta y lo hace para su propio beneficio. ¡El perdón es el camino a la libertad!

Muy importante: La verdadera sanidad llega cuando esa persona al recordar el pasado lo hace sin dolor. La Biblia, en Filipenses 3, dice: “olvidando ciertamente lo que queda atrás”. Olvidar no quiere decir “fallar en recordar”; mas bien significa “no estar ya más influenciado o afectado por”. Se rompe con el poder del pasado cuando voluntariamente se vive para el futuro. Una frase dice: “si quiere angustiarse, mire hacia adentro; si quiere derrotarse, mire hacia atrás, pero, si quiere triunfar, mire hacia delante. Esta es la fórmula para el éxito”.

LA RESTAURACIÓN ES POSIBLE.

Dios prometió restaurar y cumplió su Palabra cuando envió a su hijo Jesús para redimir a la humanidad. La restauración en Cristo es completa, liberadora y eterna. La gran noticia es que, aunque su sexualidad haya sido estropeada o afectada, Dios desea restaurarla completamente. Restaurar significa restablecer la condición original de algo o de alguien, volver al estado primario. La restauración que Dios trae no oculta el dolor o la culpa sino que es el remedio para borrar, quitar, sanar, curar y limpiar. La tarea del Espíritu Santo no es emparchar sino rehacer.

Desde el inicio del Nuevo Testamento, Dios brinda a cada persona el milagro de la restauración. El libro de Mateo comienza con la genealogía de Jesús que incluye a cuatro mujeres. Este dato de por sí es raro, porque las genealogías se establecían sobre la base de los varones por sus casas y no a las mujeres; y lo más llamativo es la historia de cada una de ellas.

  • Tamar fue objeto de opresión y de incesto, algo que todos prefieren olvidar.
  • Rahab fue una prostituta cananea.
  • Rut, una mujer gentil.
  • Betsabé, víctima de acoso sexual del rey David, quien terminó asesinando al esposo.

Todas, pese a lo que habían vivido, fueron honradas por las generaciones venideras. Aparecen como familiares directos de Jesús, nuestro amado salvador. ¡Qué gran oportunidad para recibir una restauración completa! En Dios podemos capitalizar las desventajas. Contamos con el poder de Dios para convertir un menos en un más. Y prepárese, porque cuando algo es restaurado por Dios siempre crece, se multiplica y mejora; de manera que la condición final supera al estado original. Al restaurarlo, Dios quiere hacer su vida mucho más plena y fructífera de lo que jamás siquiera imaginó. Anímese, no deje que el diablo lo mantenga sentado. Visualice su porvenir sin limitaciones. Su pasado no lo condiciona. Si está en Cristo, tome esta promesa: “el Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad”. No se condene más. No pierda la oportunidad de que Dios lo involucre en una obra maravillosa y eterna. Sirva sin ataduras. El mejor canto de gratitud hacia nuestro Señor es vivir en el poder de su restauración.

SEPULTE SU PASADO, NO SU FUTURO

No queremos trivializar su dolor, pero éste es un tiempo nuevo. Lo animamos a descubrir la hermosa realidad de que hoy es un día diferente. En Cristo es posible superar lo que parece imposible.
Querido amigo, estimada amiga, sin importar lo que haya vivido o a quién haya usado el diablo para destruirlo, nada puede detenerlo porque Dios se ha propuesto bendecirlo y, en sus manos poderosísimas, todo lo malo puede ser cambiado en bueno. No se quede atado al dolor del pasado. Renuncie a la mentalidad de víctima. Una cosa es ser víctima en alguna ocasión o en ciertas circunstancias, y otra muy distinta es tener una mentalidad de víctima. Si vive encadenado al pasado no podrá disfrutar de las prosperidades que Dios ya ha preparado para este tiempo de su vida. Efesios 2:10 dice que cada día Dios prepara buenas cosas para que vivamos en ellas. No se quede más al costado del camino. Levántese. Sacúdase del dolor por el pasado y emprenda con fe una nueva etapa en su vida.

Extracto del libro Sexualidad Sana Liderazgo Sólido

Por José Luis y Silvia Cinalli

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