Lee Daniel 1. Comienza con una lectura de todo el capítulo (y cada vez que mencionemos algunos versículos de este pasaje, por favor, vuelve a leerlos). Aunque se trata de una historia conocida, vamos a ver detalles relacionados con un cambio. De modo puntual, la propuesta se encuentra en el versículo 8. No obstante, regresemos por un momento a los versículos 3-6.

¿Cuántos jóvenes que reunían las cualidades mencionadas en estos versículos fueron llevados a Babilonia?

Si tu respuesta es cuatro, lee de nuevo los versículos. ¡En realidad, no lo sabemos! No tenemos una cifra de los jóvenes cautivos, pero sabemos que fueron varios, muchos. Entre ellos, se encontraban cuatro que se destacaron. ¿Correcto? Ahora bien, la propuesta de cambio (es decir, la propuesta de no comer la comida espiritualmente contaminada) solo afectó a cuatro personas. Según los versículos 13 y 15, ¿qué pasó con los demás jóvenes?

Aunque resulta evidente que aprendemos mucho acerca de la desnutrida vida espiritual de los demás jóvenes, quiero centrar nuestra atención en el hecho de que Daniel hizo una propuesta para él y otros tres. No encontramos a Daniel asumiendo un papel protagónico frente a todo el grupo, convocando a todos a la abstinencia de alimentos. Daniel no formó una directiva que dirigiera el cambio de todo el grupo, ni siquiera sometió a votación o a la consideración de los demás el asunto. Solo habló por él y sus tres amigos.

¿Por qué crees que Daniel solo hizo una propuesta que afectaba a cuatro personas?

¿Qué hubieras hecho tú con relación a los demás jóvenes en el lugar de Daniel?

La primera lección que aprendemos de esta escena tiene que ver con nuestra área de influencia. Los cambios que debemos y podemos manejar deben circunscribirse al campo de acción que se nos ha encomendado y en el cual podemos ejercer el liderazgo.

Muchas veces hemos fracasado seriamente porque pretendemos promover cambios en áreas donde no tenemos influencia. ¿Alguna vez quisiste que las cosas cambiaran en los siguientes niveles?

  • Tu denominación y sus líderes
  • Tus ancianos y pastores.
  • Los líderes de los otros ministerios de la iglesia.
  • Los demás comités de la iglesia.

A no ser que seas el líder de esos grupos, no lograrás llevar a cabo muchos cambios desde afuera. Y mucho menos lo conseguiremos cuando dentro de la organización deseamos hacer cambios hacia arriba (es decir, en la gente que nos lidera). Los cambios deben proponerse dentro de un área de influencia, y organizacionalmente hablando, tienen lugar de arriba hacia abajo. ¡Dicho en otras palabras, si eres un líder de jóvenes, busca hacer cambios en tu grupo de jóvenes, no en toda la iglesia! ¡Si eres maestro de una clase de la Escuela Dominical, haz cambios y mejoras en tu grupo, no en todo el ministerio de la Escuela Dominical! Con esto no pretendo limitar tus sueños y proyecciones, sino ayudarte a que se hagan realidad. En lugar de ser víctima y decir: «Es que los demás deberían cambiar»… ¡mejor cambia tú!

Daniel ejercía el liderazgo sobre su vida y la de sus tres amigos. Esa era su área de influencia. En ese momento no era líder de los demás jóvenes, así que su propuesta de cambio no los incluía a ellos. (Solo imagínate lo que habría sucedido si Daniel se hubiera puesto de pie en medio del grupo y comenzara a decir: «¡Oigan! ¡Escúchenme! No creo que debamos comer del bufé del rey. ¿Quiénes están conmigo?»).

¿Cuáles son tus áreas de influencia ahora mismo?

¿Cómo puedes aprovechar tu liderazgo para impulsar cambios positivos en esas áreas?

Extracto del libro “Estratégicos y Audaces”

Por Howard Andruejol

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