Straight Edge: “Soy una persona igual que tú pero tengo mejores cosas que hacer/ que sentarme por ahí y fumar hierba por que sé que soy capaz de continuar/ me río de la idea de tomar pastillas, me río de la idea de aspirar pegamento/ siempre quiero estar alerta, no quiero tener que usar muletas/ Yo tengo Straight Edge” (Letra de Minor Threat, grupo referente Straight Edge). Aunque no los mencionamos anteriormente en este libro, por no ser una tribu para nada extendida en Latinoamérica, cabe nombrarlos aquí debido a lo notable de su filosofía de vida. Los Straight Edge o “sendero recto”, también se abrevia SE, sXe, o xXx, es una subcultura derivada del hardcore (que a su vez proviene del punk). Ellos proponen una vida sana, no toman cafeína, alcohol, drogas, ni tampoco fuman. Se declaran vegetarianos, con un fuerte enfoque ecologista y protegen el medioambiente. Además, creen en el sexo después del matrimonio y se oponen al aborto. Los sXe creen que estos principios hablan del respeto por el cuerpo y la mente, tanto propia como ajena. Sin embargo, en los años 90, algunos llevaron sus convicciones demasiado lejos, volviéndose racistas, homofóbicos y usando la violencia para imponerlas. En cuanto al trasfondo religioso, la mayoría tienen una tendencia orientalista, asociándose con los Hare-Krishna, aunque hay algunos de ellos que se declaran cristianos. Ejemplo de esto último es el movimiento cristiano Jesus’ Freaks.

Electrónicos o technos: “El techno es la vida. Es el pum pum de cada latido del corazón. Por mi parte, puedo estar en silla de ruedas y tener 80 años e ir a tocar” (Carla Tintoré, DJ Techno). La movida electrónica encuentra entre sus adeptos muchos de los personajes de la subcultura moderna. En cuanto a preferencias sexuales, en una cultura “de mente abierta” como esta, encontramos heterosexuales, bisexuales y homosexuales en todas sus formas y colores. Basados en una atracción intensa por explorar el mundo a través de los sentidos, con una percepción audiovisual muy estimulada, esta subcultura dueña de las raves combina música con bebidas y drogas ácidas en una especie de cóctel explosivo. Todo se trata de “sentir”. Esa es la palabra clave. —Acá no tenés que saber nada, simplemente lo sentís… Y no hay ningún tipo de preparación posible. Lo recibís, lo decodificás, lo sentís o no—dice la reina de la música electrónica.

Modernos: “Ser moderno es ser cool, no frío, aunque frío no está mal del todo. Ser moderno es alejarse de lo que huele a causa pública, dejarlo, abandonarlo o tratarlo con ironía, relajado, sin tensión, sin ansiedad, evitando el modo serio, rezongón y militante, propio de los comprometidos”. Es la expresión de la nueva sensibilidad postvanguardista. No hay que quedarse fuera de lo excéntrico, de lo original y creativo. Para los modernos, la peor maldición sería el agotamiento de la creatividad, a través de la cual logran distinguirse y sentirse seres únicos en un planeta superpoblado de almas anónimas.

Chetos: “Tipo que… na’ ” (frase actual de los chetos, donde la nada es lo que prima). Constituído mayormente por adolescentes y preadolescentes, es un grupo nada violento ni conflictivo. Hoy en día se muestra activo sobre todo mediante su postura estética y su consecuente protagonismo en la actual cultura juvenil de la imagen. Mayoritariamente son de clase media-alta o alta. No tienen una ideología muy marcada, aunque en general son conformistas con la sociedad en que viven. Consumistas por naturaleza—todo lo que quieren está allá afuera—se sienten más atraídos por los géneros musicales blandos, como el pop. Adoran las marcas y son expertos en coches, en motos y en lugares de moda.

Extracto del libro Tribus Urbanas

Por María J. Hooft

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