Nuestra tarea es asegurarnos de que el estilo y las reglas para las relaciones que promovemos con nuestros hijos, por palabra y ejemplo, llenen los estándares bíblicos para las relaciones (Ver Ef. 4; Rom. 12; Col. 2:12-14; y Mat. 5-7, el Sermón del Monte).

  • La Cultura influenciará poderosamente nuestra vida espiritual. La cultura siempre ejercerá su influencia sobre la vida religiosa o espiritual de una persona. No hay término medio en este asunto. La vida espiritual de una persona forja su forma de pensar y responder a su cultura, o la religión o vida espiritual de una persona es asimilada por la cultura.

De nuevo, comienza por estar consciente de donde está parada nuestra cultura en estas cosas. Primero, la religión ha sido excluida virtualmente del debate cultural. Aquellos que representan a instituciones religiosas raras veces son bienvenidos a la discusión de asuntos culturales importantes. Segundo, la religión es presentada sutilmente como algo negativo por los medios de comunicación populares. Tercero, la psicología ha tomado su lugar como la «religión» dominante de nuestra cultura. Ella define quién es el hombre. Define el significado y propósito de nuestra existencia. Define lo que es y lo que no es normal. Define porqué la gente hace lo que hace y cómo puede darse el cambio. Estoy siendo moderado cuando digo que estas cosas han influenciado a la iglesia y nuestra vida espiritual personal.

Nuestros adolescentes necesitan entender que no viven en un vacío. Viven en una cultura que ejercerá su influencia sobre cada área de sus vidas. Es importante que aprendan a protegerse de los contaminantes de la cultura, pero también que aprendan cómo influenciar su cultura con la verdad de Jesucristo. Al estar intentando prepararlos, necesitamos ser humildemente honestos acerca de los lugares en los que nuestro propio estilo de vida ha sido moldeado más por las normas culturales que por los principios bíblicos. No podemos discipular a nuestros adolescentes en un estilo de vida consistentemente bíblico sin estar dispuestos a evaluar los lugares en los que nuestras propias vidas son inconsistentes.

Respondiendo a la Cultura: Un Plan para nuestros adolescentes

¿Recuerdas a las familias Smith y Jones? Cada familia ha escogido una estrategia radicalmente diferente para lidiar con la cultura. La familia Smith está convencida que el aislamiento es la estrategia correcta. Fallan al no darse cuenta que es imposible escapar de la lucha con la cultura porque donde hay gente, hay cultura. Fallan al no darse cuenta de que la cultura comienza con el corazón. Las instituciones, los medios de comunicación, las relaciones y los productos de una cultura son el fruto de lo que sociedad desea y sirve. La lucha cultural realmente es una lucha con los deseos malvados del corazón y aunque la separación a veces es la opción correcta, un hijo no estará seguro sólo porque una familia evita físicamente los lugares, situaciones, relaciones e instituciones de la cultura circundante. Además la familia Smith no ha preparado a sus hijos para obedecer el llamado de Cristo a ser sal y luz en un mundo corrupto y oscuro.

La familia Jones, al considerar a la familia Smith, se convence que ha encontrado una mejor manera de responder a la cultura. La asimilación parece ser lo más sensato para ellos. Ven la mayoría de las cosas en su cultura como algo neutral y no ven el daño en permitir que sus hijos sean participantes activos de la cultura. Esta perspectiva equivocada de la neutralidad les conduce a involucrarse en su cultura sin análisis ni evaluación. Al igual que la familia Smith, la familia Jones no ha enseñado a sus hijos a funcionar como sal y luz.

Los padres necesitan una tercera manera de guiar a sus hijos que no caiga en las debilidades del aislamiento o la asimilación. Yo llamo a esta tercera manera, interacción redentora.

Extracto del libro «Edad de Oportunidad».

Por Paul David Tripp.

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