IDEAS PARA PASTORES, LÍDERES DE IGLESIAS Y ORGANIZACIONES

24. SÉ INTENCIONALMENTE INTERGENERACIONAL

Por mucho tiempo hemos asumido que ejercemos un buen minis­terio con nuestros adolescentes y adultos jóvenes cuando separamos a los chicos del resto de la iglesia Por supuesto, hay momentos en los que los de seis, dieciséis y sesenta y seis años necesitan estar con sus iguales, con gente de su misma etapa en la vida, pero hemos movido el péndulo muy lejos. Hemos segregado (y créeme que este no es un verbo que uso a la ligera) a los estu­diantes y adultos jóvenes del resto de la iglesia, y eso está dañando su fe.

Nuestras investigaciones para Sticky Faith (Fe Pegajosa) demues­tran que mientras más comprometidos estén los estudiantes de la escuela secundaria y la universidad con la vida de la iglesia en general, más fuerte es su fe. Estamos viendo iglesias experimentando con incontables conexio­nes intergeneracionales, que van desde un servicio a corto plazo, asesorías en distintos pasatiempos (por ejemplo: cocina, jardinería, arte), hasta grupos pequeños intencionales. También, muchas congregaciones están invitando de ­forma estratégica a los chicos a acompañarlos en las actividades para adultos que llevan a cabo (por ejemplo: desayunos de damas y cenas de varones). Creo que el futuro del ministerio de los adolescentes y adultos jóve­nes es intergeneracional. Es bueno para los estudiantes y los adultos jóvenes, y resulta genial para la iglesia.

25. DISCIPULA COMO JESUS

Cuando caminó sobre la tierra, Jesús ministró a multitudes, pero in­virtió la mayor parte de su tiempo, energía y dones —su vida— en la próxima generación de líderes jóvenes, Él los invitó a una relación cercana y los retó a asumir su responsabilidad en la misión de Dios. Jesús se mostró accesible du­rante su vida y sus discípulos aprendieron por medio de él no solo acerca de la Palabra de Dios, sino también cómo una íntima relación con el Padre fluye con el poder del reino. Su vida fue transparente, y de esta forma ellos aprendieron a tratar al sexo opuesto, a lidiar con el dinero, el éxito, la presión y el dolor. Jesús estaba suficientemente seguro de invitar a este joven e inexperimentado equipo a compartir su llamado. Él les dio la oportunidad de crecer, fallar y madurar. Luego les entregó el movimiento que debían liderar y se alejó. Y el mundo fue transformado. La «nueva mentalidad» que necesitamos para los adultos jóvenes de hoy es un camino antiguo llamado discipulado.

26. HAZ CONEXIONES

No necesitamos líderes que creen una atmósfera, sino que cultiven relaciones. En el contexto de las relaciones es que ganamos un sentido de pertenencia Y es a partir de un sentido de pertenencia en la iglesia que abra­zamos nuestra identidad en el mundo. La razón por la que la gente en edad universitaria no se está conec­tando a la Iglesia es porque carecen de relaciones con los que están dentro, y por ende no sienten que pertenecen allí. Las iglesias que intencionalmente conectan a tos jóvenes universitarios con adultos más viejos, evaluándose a sí mismas por la calidad de las relaciones en lugar de por medidas cuantitativas, y manteniendo a los mayores responsables de discipular a la gente más joven, van a proveer conexiones perdurables entre las generaciones.

27. DEJA IR A TUS SUCESORES

Qué pasaría si nosotros los que tenemos más edad, los líderes más establecidos que sustentamos la autoridad, la propiedad, el dinero y otros re­cursos de la iglesia, fuéramos a cazar hombres y mujeres jóvenes eclécticos y les entregáramos el poder con la instrucción: «Los escogimos precisamente porque no son como nosotros. Su responsabilidad será ir tras aquellos que an­dan buscando a Dios. No copien nuestras formas de hacerlo. No hagan lo que hemos hecho. Practiquen cosas nuevas. Inténtenlo. Fallen. Sean exitosos. For­jen un nuevo camino. Construyan nuevas formas de iglesias y comunidades. Muéstrennos un nuevo mundo fundamentado en el amor, no en la doctrina Nosotros los ayudaremos y les daremos consejo soto cuando tos pidan. Ahora vayan, hagan lo que tienen que hacer. ¡Estamos con ustedes!».

El resultado probablemente sería algunas pérdidas y muchas ganan­cias. Los mayores ganadores van a ser los adultos jóvenes, quienes de otra forma serían dejados fuera y viviendo en nuestras iglesias tradicionales, no por algún disgusto con Jesús, sino porque estamos insensibilizados.

Extracto del libro Me Perdieron

Por David Kinnaman

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