IDEAS PARA LOS PADRES

18. FORTALECE LOS LAZOS FAMILIARES

Cuando inicié mi travesía lejos de la fe cristiana, estaba preocupado sobre cómo mis padres tomarían la noticia. Ambos son ministros ordenados y yo crecí en la iglesia, incluso pasamos cinco años como misioneros en África. Mi hermana me alentó a ser honesto con ellos, y luego de pocos meses me llené de valentía y solté la bomba. No creo que se decepcionaron de mí, sino que más bien se sintieron tristes y se preguntaron qué fue lo que salió mal. Sin embargo, en correspon­dencia con su usual bondad, me hicieron saber que me amaban y que nada podría cambiar eso. Sentí y todavía siento lo mismo con relación a ellos. No obstante, hay una desconexión inevitable que se desarrolló como resultado de mi alejamiento. Una familia como la mía está arraigada en la fundación de la Biblia y la fe en Jesús: carreras, relaciones, bodas, funerales, la mayoría de los días festivos y las actividades semanales. Siento respeto por mi familia y su fe… Con todo, por mi propia decisión ya no comparto más esas creencias, así que me veo como el tipo raro, aunque sé que ellos no piensan así de mí. Al final, somos una familia y el amor que compartimos es algo que ninguno de nosotros va a dejar escapar, nunca.

19. PIENSA COMO CRISTIANO CON RESPECTO A LOS MEDIOS DE COMUNICACION

Una de mis más grandes batallas como creyente ha sido integrar mi fe a toda mi vida. Si el evangelio en verdad trasforma toda nuestra existencia, ¿cuáles áreas de mi vida he mantenido dentro de los muros y no han podida ser tocadas? Esta misma batalla resulta esencial para las generaciones que están emergiendo hoy… con algunos matices únicos. Un descuido manifiest­en nuestros ministerios a tos adolescentes y adultos jóvenes es nuestra falla en enseñarles cómo integrar su fe a los medios de comunicación. La más reciente investigación nos dice que en promedio los adolescentes entre los 8 y los 18 años de edad gastan más de siete horas al día utilizando algún medio de comunicación.

Si todo lo que podemos esgrimir son unos pocos «no» a fin de mante­ner a nuestros hijos lejos de la violencia, el sexo y la profanidad, continuaremos fallando. Debemos avanzar más allá de nuestras maneras de disciplinar a los chicos a fin de pensar como cristianos y bíblicamente en cuanto a su uso de los medios, enseñándoles a reconocer los elementos del panorama mundial, evaluar dichos elementos a la luz de la Palabra de Dios, y luego escoger los que le traigan honor y gloria a Dios. Dejemos de pensar en los medios para ellos. En cambio, dediquemos el tiempo a pensar como cristianos con ellos, de manera que estén preparados durante toda la vida para integrar su fe al uso de los medios y sus prácticas.

20. EVITA «LAS GUERRAS DE PODER»

Cuando el tema de la fe se pone muy contencioso, el debate a ve­ces se desvía hacia otros campos. En lugar de hablar de Dios, terminamos enfrascados en «guerras de poder». Sí, es tentador dejar salir ia irritación sobre el estilo de vida festivo de un joven dudoso, sus puntos de vista políticos o las relaciones que elige, pero eso no sería lo mejor. Evita involucrarte en debates acerca de ciertos problemas periféricos. Muy a menudo nos vemos envueltos en estas guerras de poder y sin intención aislamos a nuestros seres queridos que están luchando contra la duda Aun si nos las ingeniamos para convencer­los de que, por ejemplo, nuestra política y moral son superiores, ¿eso de verdad los va a hacer volver a la fe?

En cambio, enfoquémonos en nutrir la relación y construir puentes de confianza Y dediquemos nuestras más apasionadas palabras a hablar del evangelio, la vida la muerte y la resurrección de Jesús. Su estilo de vida y opi­niones tal vez sean contrarios a la verdad cristiana, pero nuestro trabajo no es rebatir todas sus opiniones, sino alumbrarles el camino hacia Cristo. En térmi­nos teológicos, no esperes que la santidad preceda a la salvación. Solo cuando ellos hayan tenido un encuentro dinámico con Cristo, él reanudará su trabajo transformador en sus vidas.

21. NIÉGATE A TENER UNA APARIENCIA RELIGIOSA

Me perdieron cuando tenía como 15 o 16 años. No quería ser parte de una institución llena de hipócritas que «hablaban sin haber reco­rrido el camino». Sin embargo, a mis veintitantos años empecé a buscar la ver­dad en vez de buscar una iglesia Mi búsqueda me dirigió de regreso a Cristo. Me di cuenta de que había desechado todo lo bueno junto con lo malo. La mayoría de la gente que deja la iglesia no está rechazando en realidad a Dios o a Cristo. Está rechazando a una institución o a la gente específica que dice representarlos. Podemos hacer que las buenas noticias suenen como malas noticias cuando distorsionamos y oscurecemos al maravilloso y amoroso Dios, que desea abrazarnos a pesar de nuestros pecados, nuestras deficiencias o nuestras preguntas legítimas.

La gente joven anda buscando respuestas y autenticidad. Cuando ven a una iglesia o a cristianos al parecer más preocupados por las apariencias que por la verdad, más preocupados por las reglas que por el amor, y más preocupados por el dinero y el éxito que por la pobreza y la justicia, ¿es una sorpresa que huyan? Y padres, ¿qué ven sus propios hijos cuando los miran? ¿Ven personas profundamente dedicadas a seguir a Cristo en cada dimensión de la vida o perciben solo una apariencia religiosa con un caminar que no se corresponde con lo que hablan? La gente joven tiene un olfato muy sensible para los farsantes e hipócritas. Y cuando los huelen, huyen hacia el lado con­trario.

22. VIAJA EN FAMILIA

Nuestro crecimiento familiar se ha visto acelerado por los viajes in­ternacionales. Nuestros niños han crecido expuestos constantemente a las verdades de la Escritura, pero encuentran como muchos otros que el atractivo del mundo los distrae grandemente, de modo que pueden volverse desintere­sados por la verdad. Confiamos en la obra del Espíritu Santo en sus corazones con respecto a esto, aunque también buscamos complementar su trabajo brin­dándoles experiencias que reten su noción de cómo se ve en realidad seguirá Jesús. Algo ocurre en nuestro interior cuando conocemos a alguien que gana menos de un dólar al día, pero que al mismo tiempo se alegra de ofrendar en su iglesia local. Nuestros circos han sido impactados de una forma profunda al ver que aunque gran parte del mundo no vive igual que ellos, como hermanos y hermanas en Cristo, todos compartimos el mismo gozo de la salvación. Viajar no es un «arreglo rápido», pero permite la conexión con la igle­sia global y un entendimiento del pequeño rol que jugamos en el cuerpo de Cristo. Nuestros chicos se han enfrentado a la brutal pobreza y las Injusticias del mundo. Y por esto se regocijan en la belleza de Cristo mucho más.

23. MANTENTE PRESENTE

Si puedes hacer algo para que tu fe sea preservada en la vida de tus hijos, es estar presente. La esencia del amor está en la presencia… Hay tres formas prácticas de estar presente con tu hijo. Primero, co­man juntos al menos cinco cenas por semana Segundo, mantente al tanto de lo que hace tu hijo a lo largo de! día Tercero, inclúyelo en tu vida para que pueda ver lo que te gusta, lo que no te gusta, lo que haces y adonde vas. Estas ideas posiblemente te suenen muy mundanas, pero la presencia se practica en el diario vivir,

Mientras comes con ellos y participan unos en las vidas de los otros, guíalos a Jesús. No me refiero a la iglesia, no me refiero a la salvación y no me refiero al cristianismo, aunque cada uno es parte del proceso. Sin embargo, tales cosas no tiene sentido en lo absoluto hasta que se conecten con Jesús. Háblales a tus hijos de Jesús, lee los Evangelios con ellos, cuéntales cómo los apóstoles predicaban de Jesús como Mesías y Señor; pero sobre todo, asegú­rate de ser un seguidor de Jesús y mostrarles cómo él moldea tu vida Si Jesús forma parte de tu vida, entonces guiar a tus hijos hacia él significa llevarlos a! centro de la presencia de tu vida con Dios y sus vidas contigo.

Extracto del libro Me Perdieron

Por David Kinnaman

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