4. PREDICA UN EVANGELIO MEJOR

El evangelio del consumidor que promete una vida de felicidad desde ahora hasta la eternidad se está quedando corto para los adultos jóvenes que conocen las calles. Este evangelio de satisfacción personal se introduce en las ocupadas vidas de los jóvenes de 20 y 30 años como un estilo de vida, o se rechaza como un lugar de mercadeo barato. De cualquier manera, este evangelio no tiene poder para ayudar a la nueva generación a resistir las aguas revueltas del consumismo, el individualismo y el materialismo, que constituyen el lado oscuro de nuestra cultura moderna Necesitamos redescubrir la gran narrativa de la Biblia y enseñar un evangelio multidimensional y que lo abarque todo. Mostrando cómo la vida y muerte de Cristo nos permite la reconciliación con Dios, el vecino, la creación y nosotros mismos, los adultos jóvenes oirán el llamado a vivir como una señal profética del venidero reino de Dios.

5. DÍSCÍPULOS ARTESANALES

Si realmente queremos ayudar a alguien a crecer, tenemos que ayu­darlo de una manera que se corresponda con su diseño. Nuestro gran modelo para esto es Dios mismo, porque él siempre ha sabido justo lo que cada perso­na necesita

El hizo que Abraham diera una caminata, que Elías tomara una siesta, que Josué diera vueltas y que Adam cargara con la culpa. Le dio a Moisés unas vacaciones de cuarenta años, a David un arpa y una danza, y a Pablo un rollo y una pluma. Peleó contra Jacob, discutió con Job. Le susurró a Elías, le advirtió a Caín y confortó a Agar. Le dio a Aaron un altar, a Miriam una canción, a Gedeón un vellón, a Pedro le puso nombre y a Elíseo le regaló un manto. Jesús fue se­vero con el joven rico, tierno con la mujer sorprendida en adulterio, paciente con sus discípulos, mordaz con los escribas, generoso con los niños, y lleno de gracia con los ladrones en la cruz. Dios nunca hace crecer a dos personas de la misma manera. Dios es un artesano, no un productor en serie. Y ahora es tu turno.

Dios existe desde la eternidad, pero quiere hacer algo nuevo contigo. El problema que mucha gente enfrenta cuando se trata del crecimiento espi­ritual es que escucha a alguien a quien considera un experto (tal vez el pastor de su iglesia), afirma que lo que esta persona hace y piensa es lo que se debe hacer. Entonces, cuando esto no funciona para ellos —¡porque son personas diferentes!— se sienten culpables y fuera de lugar. A menudo se rinden. No obstante, el crecimiento espiritual es algo artesanal, no masivo. Dios no hace «una talla única».

6. RECUPERA LA IMAGINACIÓN

Hay una razón de por qué la Biblia comienza con creatividad, antro­pología y vocación, porque estas son cualidades inherentes al ser humano. Si se te escapa esto, se te escapará mucho de lo que significa ser un seguidor de Jesús aquí y ahora y en la vida por venir. El motivo por el que los cristianos fallan en hacer énfasis en la imaginación y la creatividad cuando el Libro de Dios acerca de ser humanos claramente lo hace es un gran misterio para mí.

El más grande regalo que podemos darles a los futuros seguidores es recuperar la vida imaginativa y creativa que nace a través de la gracia salvadora de Dios y aterrarnos a ella como una invitación a seguir. Qué tal si una invitación a seguir a Jesús fuera algo como esto: Ven, conoce a Jesús. Él tiene el poder de perdonar pecados y renovar todo en la vida Él te está invitando a venir a su lado como una persona imaginativa y amorosa, a com­partir la vida creativa de velar por la tierra y la gente. Él está renovando todo lo que ama Es el hacedor cuya palabra para nosotros empieza y termina con creatividad. Él ha hecho todas las cosas y está haciéndolas todas nuevas. Esta es la gran historia a la que Dios nos invita.

7. RECONOCE LA SUPERDOTACIÓN

Un momento de asombro para mí fue encontrar en el capítulo 31 de Éxodo que los dones espirituales no están limitados a lo que llamamos «el ministerio». En un lenguaje sorprendentemente sencillo, Dios le dijo a Moisés que él había llenado a Bezalel y Aholiab «con el Espíritu de Dios» para trabajar en el diseño, la artesanía y la decoración, a fin de guiar al pueblo en su tarea de construir el tabernáculo. Mientras su labor fue crear un lugar para que la gente se encontrara con Dios, su don estaba en el diseño, no en el ministerio en sí.

Al entender este pasaje se hizo claro para mí que mí llamado como arquitecto no es secundario al trabajo que hago en y para la iglesia local. En realidad, es posible que Dios quiera que sea el mejor arquitecto que pueda ser, aun más de lo que desea que enseñe en la Escuela Dominical. Esta idea me parecía algo herética hace algunos años, pero mientras voy analizándola más, he llegado a ver que es cierta Dios ha dotado y ha llamado a las personas a ser carniceros, panaderos y diseñadores de páginas web. Algo de ese trabajo pue­de beneficiar a la iglesia, pero la vasta mayoría ha sido destinada a beneficiar al mundo entero, más allá de las puertas de la iglesia

Resulta muy liberador darse cuenta de que Dios quiere que hagas exactamente aquello para lo que él te creó de forma única, de modo que no tienes que pasarte tres cuartos de tu vida esforzándote duro en un trabajo insignificante para que puedas costear ir a un viaje misionero. Todo trabajo legítimo es significativo, cualquier tarea resulta valiosa, ya que es parte de la gracia común de Dios para el bien común.

Extracto del libro Me Perdieron

Por David Kinnaman

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí