Aquí te presentamos 10 técnicas para que potencies tu ministerio juvenil:
1. Confía en Dios Para Producir los Frutos.
Cuando sentimos el peso de cada acontecimiento, nos entra el desaliento. Cuando pensamos que somos los que tenemos que llevarlo a cabo, nos abrumamos. Cuando medimos el éxito del ministerio por la concurrencia o por los miembros nuevos, nos desanimamos. Un ministerio perdurable depende de Dios para lograr el fruto. Sólo podemos hacer lo que Él dice y confiar en que Él hará lo que prometió.
¿Cuáles son las tres promesas que tienes que recordar y en las que debes confiar?
2. Permanece Fiel.
Ser fiel a Dios es fácil cuándo todo va bien; pero, ¿qué pasa en circunstancias más desfavorables? ¿Crees que estás tratando de huir de tu llamado por causa de las presiones? ¿Estás ocultando tus problemas como Elías? Nuestro trabajo para Dios durará más allá de nuestras propias vidas mientras permanezcamos fieles al ministerio; inclusive cuando parezca que nada tiene sentido.
3. Sé Perseverante.
Cada principio de año, miles de personas se inscriben en algún tipo de deporte con la intención de mejorar la figura y controlar el peso. Unas semanas más tarde, la mayor parte de ellos abandona. ¿Por qué? Porque el progreso no es suficientemente rápido. El peso sigue igual y de la figura, ¡ni hablar! Ellos olvidaron el concepto de “perseverar hasta el fin”. El apóstol Pablo dijo que peleó una gran batalla para alcanzar su llamamiento en Cristo. Él sabía que nadie llega a la madurez espiritual de la noche a la mañana, y eso incluye nuestro ministerio juvenil. ¡Persevera y alcanzarás la victoria!
4. Invierte en la Gente, no en Programas.
Quizás dentro de cien años, los congresos juveniles dejen de existir tal como los conocemos, pero las personas sobrevivirán. Diseña tus programas para que tengan un impacto eterno. Usa los programas como una herramienta para alcanzar a la gente, no para sorprenderlos. Cada generación tiene su propia fórmula para el crecimiento a la iglesia, pero el que obra es Dios. Dios usa los programas para alcanzar a la gente, no al revés. Planea tus programas pensando únicamente en las personas y Dios hará el resto.
5. Desarrolla el Carácter de Cristo.
Alguien ha definido el carácter como “aquello que somos cuando nadie nos mira”. Cuando estamos solos y nos quitamos todas las máscaras aparece lo que realmente somos. Un aspecto para imitar de Cristo es que él permanecía igual todo el tiempo. Eso es carácter. Cuando desarrollamos una integridad como la de nuestro Salvador, nuestro ministerio seguirá obrando en la vida de las personas aún después de nuestra muerte. ¿Suena imposible? ¿No estamos siguiendo a un carpintero desde hace más de 2000 años? ¿Acaso no debemos imitar a Pablo como él imitó a Cristo? ¡No es descabellado pensar que las generaciones futuras tratarán de imitarte a ti, si vives una vida de perfecta comunión con Dios en Cristo Jesús!
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Ideas, Estrategias y Técnicas para Potenciar Tu Ministerio Juvenil”
Por Autores Varios
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