Continuemos.
Nuestra hija Florencia tiene apenas dos años. Es hermosa y la amamos mucho. Queremos siempre lo mejor para ella, y por eso, aunque entendemos que escalar una gran montaña es una experiencia única, todavía no se lo permitimos. No somos castradores ni represores por tomar esta decisión. Simplemente comprendemos que no está preparada y que su vida corre peligro entre rocas y precipicios. Algunas experiencias requieren cierto grado de madurez: escalar una pendiente pronunciada es una de ellas. El noviazgo es otra.
Preguntas en el Viaje.
Es conveniente que, a la hora de pensar en una relación tan profunda como el noviazgo, realices un viaje a tu interior. Debes dejarte acompañar por el Espíritu de Dios y hacerte preguntas que te indiquen si estás preparado (o preparada) para lanzarte a esta aventura.
- ¿Comprendo cuánto valgo como persona?
- ¿Entiendo que nada ni nadie puede tratarme como una cosa barata sino como una persona valiosa?
Entender tu valor como persona es signo de que estás maduro o madura para encarar una relación profunda. Buenas amistades y personas adultas que te amen pueden ayudarte a crecer en esto.
- ¿Sé para qué estoy en este mundo?
- ¿Comprendo cuál es el propósito con el cual Dios me creó?
Es importante que tengas una visión de qué es lo que te propones en la vida, que entiendas hacia dónde vas. Si no sabes adonde ir serás una carga pora tu compañero o compañera. Si lo sabes, eso te ayudará a elegir a quien te acompañe en el camino de la vida. Si quieres ir hacia la derecha pero tu novio o novia desea ir hacia la izquierda, la relación no tendrá buen fin.
- ¿Comprendo que debo buscar más de Dios para que él me ayude a crecer en una vida cada vez más madura?
- ¿Comprendo que no puedo quedarme a vivir en una adolescencia eterna?
Si no maduras, nunca disfrutarás la vida de manera plena. Quizás en la televisión o en las revistas hayas oído o leído todo lo contrario, pero no es lo que la Biblia nos enseña. Lo bueno no se acaba cuando se termina la adolescencia, cada día puedes descubrir más, aprender más, disfrutar más.
Si no maduras no serás un buen compañero o compañera. Cuando Germán era niño unos amigos entraron en una casa vecina a robar fruta, y su desenfreno fue tal que comieron un montón de naranjas aún no maduras. Todavía recuerdo sus caras pálidas, dice Germán, cansados de vomitar aquellas frutas verdes. Te aconsejamos que no te brindes al noviazgo hasta que te sepas realmente maduro o madura. De lo contrario, podrías descomponer al ser más saludable.
Principios Importantes.
- Dios te valora. Nadie que te desprecie estará de acuerdo con Dios acerca de tu valor.
- Tener en claro tu propósito en la vida te orienta y te hace más atractivo o atractiva para una relación.
- La madurez no es el estado aburrido de la vida, sino aquel donde podemos comprenderla y disfrutarla más plenamente.
Preguntas que merecen Respuestas.
- ¿Qué valor estás dándole a tu vida?
- ¿Cómo puedes crecer en tu relación con Dios para tener en claro tu propósito y madurar cada día un poco más?
- ¿En qué aspectos crees que debes madurar todavía antes de encarar una relación tan profunda como el noviazgo?
Oración.
Dios, quiero crecer en mi relación contigo. Necesito que me muestres cuánto me valoras y cuál es tu propósito para mi vida. Te pido que me ayudes a madurar cada día más… por mi bien, por el de mi compañero (o compañera) y para ser positivo para quienes me rodean.
Extracto del libro “El Amor de mi Vida ¿Quién Será?”
Por Germán y Daniela Ortiz