¿CÓMO CONQUISTAR A TU FUTURO CÓNYUGE?

Prueba con esto:

  • Mira de forma penetrante: todo empieza con una simple mirada.
  • Espera cada día el encuentro: la expectativa mantiene el buen ánimo.
  • Sé agradable: si tuvieras una entrevista con una persona importante, ¿cómo te presentarías a la cita? Bien vestida/o y con buena presencia, ¿verdad? Pues tal vez sea hoy el día en que tengas, con la persona más especial, la más grande cita de tu vida.
  • Confía en tu Señor: Él ha provisto todo para ti; ¿puedes creer que se «olvidó» de tu pareja?

¿QUÉ PASA CON LA TIMIDEZ?

En los últimos años se ha observado en muchos varones, un temor paralizante a la hora de relacionarse con una chica. La timidez, en realidad enmascara un profundo miedo al fracaso, a equivocarse <le persona, a parecer ridículo y ser rechazado. Juegan un papel muy importante los complejos de inferioridad: sentirse feo o tonto o ridículo como para despertar interés o amor en alguna mujer. Estos jóvenes ven cómo pasan los años y les resulta cada vez más difícil vencer el miedo que los paraliza. Otros se refugian en una amistad de «hermano mayor» con jovencitas mucho menores que ellos.

Según H. Kaplan, la secuela más trágica de esa timidez excesiva es que permane­cen vírgenes y solteros, pero muertos de necesidad de afecto en un mundo donde cada uno pareciera tener una pareja. Muchos de los miedos que tienen los justifican con excusas como: «era rubia…a mi me gustan las morochas… no era como yo esperaba… era muy alta o… muy baja… muy flaca o… muy gorda». En realidad, no había nada en la pareja, sino sólo su enoooooorme miedo.

¡VIRGEN, PERO NO TANTO!

La timidez excesiva a veces se pone el manto de la «religiosidad ultra-santa «. Se refugian en el misticismo para huir de la vida real. Por distintos estudios científicos pudo observarse que los más tímidos sue­len ser los más devotos en el contexto de diversas comunidades eclesiales. El problema radica en que actúan por temor y ansiedad, no por convic­ción. Viven en la cárcel de sus miedos. Se deshacen de todo pensamiento o actitud que implique cercanía emo­cional. No se dan cuenta, pero evitan el trato con el sexo opuesto; comienzan una amistad y se «borran» por miedo, miedo a «engancharse». Finalmente, si no se avanza en el camino, ese «tímido»se vuelve narcisista o acomplejado. Algunos se casan, pero sin superar el miedo paralizante a la cercanía y a la intimidad y resultan los matrimonios no consumados, donde viven sin con­vivir, «como hermanitos».

¿CÓMO VENCER LA TIMIDEZ A LA HORA DE BUSCAR PAREJA?

  • Comienza orando, la persona que ha de ser tu esposa en algún lugar está, y tus oraciones le servirán de mucho. Busca dentro del contexto cristiano.
  • Recuerda: cuanto menos te relaciones hoy, más miedo tendrás mañana. Deja que la espontaneidad surja.
  • Mira las chicas que te rodean, la mayoría de los matrimonios se dan entre personas que viven en proximidad geográfica.
  • No pospongas la decisión soñando con un ideal; tal vez la chica de tus sueños está muy cerca, pero la pierdes por no atreverte. No pienses que eres Ulises y tienes una Penélope que teje y desteje esperando tu llegada, no en estos tiempos ¡Toma la iniciativa!
  • Controla tus pensamientos: durante tantos años has negado los senti­mientos y te has acostumbrado al miedo; ahora estas «programado» para huir, en lugar de concretar. Tal vez reconozcas pensamientos tales como: «me rechazará», «no voy a saber qué hacer», «nunca besé a nadie», «cuan­do se dé cuenta de que a mi edad nunca pasó nada, va a pensar que soy un raro», etc. Deja de autoprofetizarte destructivamente. No des lugar al dia­blo con pensamientos que te mantengan cautivo en la soledad, si en ver­dad deseas estar en pareja.
  • Por último, piensa en términos concretos, qué cosas serían imprescindi­bles en la persona que ha de ser tu esposa y cuáles son secundarias. Tu tienes que decidir, porque antes de comenzar la búsqueda debes saber qué estas buscando, ¿no te parece?

Ten confianza, Dios te ayudará en semejan­te empresa.

Extracto del libro “Sexo. Lo que siempre quisiste saber”

Por José Luis y Silvia Cinalli

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