Amor Original

Somos así… distintos pero parecidos. Llenos de características que nos distinguen, pero a la vez con abundantes coincidencias. Hombres y mujeres, aunque somos diferentes, tenemos algo en común: necesitamos personas que, al relacionarse con nosotros, lo hagan de manera sincera, leal, amorosa, fiel… en síntesis, personas que tengan intenciones de amor genuino al acercarse. Si eres varón, por más macho que te creas también necesitas una mirada de amor, un gesto, una caricia, un abrazo, un beso de alguien que no te pida nada a cambio; alguien que te muestre eso tan genial que nos da paz y seguridad, y que se llama amor desinteresado. Algunos creen que no necesitan ese tipo de amor. Sin embargo, su ausencia está en el fondo de todos los problemas de la humanidad. Aunque hay quienes pretendan negarlo, toda persona necesita relaciones que le hagan bien.

¿Por qué? Porque está impreso en nuestros genes, porque es parte de nuestra esencia, porque es eso precisamente lo que termina de hacernos personas. Fuimos hechos por amor y para amar.

Hechos por el Amor.

Por eso queremos comenzar este libro hablando de aquellas cosas que te definen y que tienen que ver con tu origen: Fuiste hecho único, especial, distinto de todos los demás. Unas marcas únicas en tus manos te delatan si cometes un crimen o si influyes en forma positiva en la vida de otro. Tienes huellas digitales que dejan señales por donde te mueves y que declaran que no hay nadie más como tú.

¿Qué o quién pudo llevar adelante ese trabajo tan fino para que cada ser humano naciera siendo único?

Estamos convencidos de que Dios te hizo. Trabajó con especial dedicación y lo hizo con profundo amor. Es tan grande su amor por nosotros que, si le damos la espalda, nos quedamos con unas ganas enormes de ser amados. Él nos formó para amarnos y para que lo amáramos; nos diseñó con el propósito de amar. Dios es amor; el amor está en su naturaleza y no puedes escaparle a la marca de tu Creador.

Existen varias clases de amor. Sin embargo, el amor más importante, el que debería estar en la base de toda relación, es el que se describe en la Biblia en 1 Corintios 13: El amor desinteresado que nunca se acaba, que busca el bien del otro. Los griegos lo llamaban ágape.

Este no es un amor a cambio de… sino ‘a pesar de’. Cuando alguien te ama con ese amor, nada de lo que hagas ni dejes de hacer cambia tu situación frente a esa persona, porque no depende más que de su decisión de amarte. Si permitiéramos que Dios nos inundara de su amor ágape, el mundo sería muy distinto. ¡Lo impresionante es que toda la Biblia declara que el Dios Amor está impaciente por hacerlo!

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Amor de mi Vida ¿Quién Será?”

Por Germán y Daniela Ortiz

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