EL FILTRO EN LA TENTACIÓN

El baile en una fiesta de cristianos

Ya dije que no considero conveniente que un cristiano concurra a una discoteca. Pero creo que la situación es muy diferente si se trata de la casa de una familia de la iglesia y si los que asisten son en su mayoría miembros del grupo de la iglesia. Por supuesto, también podría suceder que allí se comporten inadecuadamente. Sin embargo, me parece que los riesgos son menores.

Para que el baile sea simplemente expresión de alegría y diversión conviene que el propio grupo decida qué cosas ayudan a la diversión sana y cuáles no. No todas las formas de bailar son iguales.

Hay bailes en grupo, sanos y divertidos.

Pueden reemplazar a juegos como ‘el viejo molinero’, aquella ronda muy conocida antes en los encuentros de jóvenes. Otros bailes, en cambio, resultan demasiado apretaditos o sensuales y, con la libido a mil como la tienen los adolescentes, es difícil no tener tentaciones.

La Biblia nos enseña a huir de la tentación sexual; es una única situación en la que se nos recomienda escapar en lugar de enfrentar y reprender al diablo.

Nos engañamos si pensamos que podemos resistir solos. El Señor sabe que, aunque nos sintamos maduros en este terreno es mejor tomar precauciones. Necesitamos buenos amigos que nos ayuden a cumplir lo que Dios quiere, y una estrategia para evitar tentaciones previsibles.

La mejor protección es evitar totalmente la situación de tentación.

EL FILTRO DE LO MEJOR

Este segundo filtro nos lleva a preguntarnos si bailar es lo mejor para mi bien y el de otros. Entre otras cosas, debemos considerar el tiempo y la importancia que damos al baile. Si pasas toda la fiesta bailando, pierdes la oportunidad de hacer otras cosas que divierten y edifican.

No sólo en el estudio o el trabajo debemos buscar la excelencia. La meta del cristiano es procurar lo mejor en todas las áreas de la vida, también en el tiempo libre.

Así evitamos que el baile se transforme en lo central. Además, un cristiano debe tener en cuenta si su conducta ayuda o no a otros.

Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. 1 Corintios 8.9

Por amor a otros, a veces es mejor abstenernos de hacer algo.

Por ejemplo, chicos y chicas nuevos en el grupo podrían confundirse y creer que los cristianos tienen vía libre para seguir haciendo lo mismo que hacían antes de conocer a Jesucristo, sin analizar si les hace bien o mal. Si no hay oportunidad para explicar en qué está la diferencia, entonces es señal de madurez abstenerse de bailar.

El mismo principio se aplica en caso de que estuvieran presentes jóvenes de otras iglesias que tienen un punto de vista negativo sobre el baile, y podrían sentirse mal al ver bailar a otros cristianos. Nuestra norma es el amor.

EL FILTRO DE LA LIBERTAD

Para algunos jóvenes una fiesta no es fiesta si no hay baile. Aquí corresponde aplicar el tercer filtro: el de la libertad.

El baile ¿ha llegado a dominarme? ¿Soy capaz de decidir por mí mismo si quiero bailar, cuándo y cómo hacerlo? La verdadera libertad no sólo nos permite elegir hacer determinadas cosas (por ejemplo, bailar sin pecar); también podemos elegir no hacerlas.

¿Puedo pasar un buen momento, tanto si elijo bailar como si elijo no hacerlo?

También necesitan aplicar el filtro de la libertad los que se oponen de una manera rígida al baile. Es posible, como dice san Pablo, que estén sometidos a Ta esclavitud de la ley. La cosa se agrava si además exigen que todos se ajusten a sus normas y los critican cuando no lo hacen.

Dictar normas resulta más fácil que buscar el equilibrio en la Biblia. Dios es nuestro juez, y no nos corresponde ocupar su lugar ni ponernos por encima de los demás, con un aire de superioridad espiritual. A esto la Biblia lo llama orgullo, y es la raíz de todos los pecados.

Prohibir todo o dar vía libre para todo es más fácil que tomarnos el trabajo de comprender cuál es la voluntad de Dios en cada situación y, entonces, elegir aquello que nos ayuda a madurar y a crecer en libertad.Libertad en Cristo

Ser totalmente cerrado o abierto (‘tapa’ o «boca abierta’) son posiciones igualmente rígidas. Ningún extremo ayuda.

Si queremos encontrar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios, tenemos que aceptar la disciplina de orar, leer su Palabra y depender de su Espíritu. Así, al obedecer a Dios, llevaremos una vida que será buena para nosotros y una bendición y ejemplo para otros.

Con la libertad que te da Jesucristo puedes vivir en paz, sentirte aceptado, desarrollarte como persona y pasar muy buenos momentos con amigos y amigas.

Extracto del libro Bailamos

Por Carlos Mraida

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