Continuemos.

2. David Tenía Una Reputación…

Todos tenían miedo, excepto David, el más joven de los ocho hijos de Isaí. ¿Te imaginas siendo el más joven de ocho hijos en una familia? Es seguramente una posición que podríamos definir como «el último en la cadena hu­mana». ¿Te imaginas lo que sus hermanos pensarían de David? Para ellos, sin duda era el bebé de la familia, el pequeñín. El muchacho creció sin que le dieran gran impor­tancia y probablemente todos lo ignoraban.

David no era, ciertamente, un gigante a los ojos de sus her­manos, cuando llegó al campamento militar. Su padre, Isaí, lo envió a llevar comida a sus hermanos, y traer noticias. David llegó al campamento justamente cuando Goliat se preparaba para su paseo matutino por el valle. El joven se apresuró a ir junto con sus hermanos para oír las bravuco­nadas de Goliat frente al ejército de Israel, y vio que los hombres tenían miedo.

3. Pensar Como un Vencedor.

David quedó conmocionado y preguntó: «¿Quién es este fi­listeo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?» Y cuando supo que había una gran re­compensa para quien venciera a Goliat, preguntó: «¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel?» (1 Samuel 17:26). David aún no era un vencedor en la tierra de los gigan­tes, ¡pero ya estaba pensando como si lo fuera!

David intentó animar a los soldados a actuar. Los alentó a derrotar a Goliat porque Goliat era un enemigo malva­do, y los alentó a matarlo por la recompensa que les espe­raba. Pero por más que intentó animar a los soldados para que destruyeran a Goliat, al único que logró animar fue a sí mismo. Finalmente, dijo a Saúl: «No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra es­te filisteo.»

Aun el mismo Saúl era víctima de la mentalidad de lan­gosta. Él respondió a David: «No podrás», señalando su ju­ventud y su inexperiencia en la guerra. David respondió a Saúl: «Tu siervo era pastor de las ove­jas de su padre; y cuando venía un león, o un oso (… ) tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente». Finalmente Saúl dio permiso a David para intentarlo, y le prestó su propia armadura. David se la puso… e inme­diatamente se la quitó. No le iba bien (1 Samuel 17:29-39). David sabía quién era. Sabía que el Espíritu del Señor es­taba con él. También creía que Dios apoyaba a Israel. Da­vid sabía que él era alguien, y que con él estaba Alguien que era mayor que Goliat.

4. El Vencedor Está Seguro de Quién Es.

El joven o la joven que son vencedores en la tierra de los gigantes inevitablemente tienen las mismas características que David:

  • Él sabe quién es en el Señor; ella sabe que es hija de Dios.
  • Ella sabe que tiene un destino divino; él sabe que ha sido elegido por el Señor.
  • Él sabe que Dios es más grande que cualquier gigante que pueda enfrentar; ella sabe que puede vencer cual­quier problema teniendo a Dios de su lado.
  • Ella sabe que para matar al gigante que enfrenta, de­be ser un 100% ella misma; él sabe que no puede to­mar la identidad de otra persona para ganar.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

Lee Piensa Como Un Vencedor 3

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