Continuemos.

2. Cuál es su Pensamiento en su Corazón, Tal es Él.

Proverbios 23:7 nos da un consejo muy antiguo sobre la naturaleza humana y el campo de batalla de la mente: «Cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él». Cada uno de nosotros, sin duda, puede señalar ejemplos de ese proverbio en la práctica. En mi caso, uno de los mejores ejemplos que he tenido de esta verdad es la vida de mi hermosa nieta Michelle. A los 60 años de edad, aún tengo mucho cabello en mi cabeza. Quizá por esa razón, nunca le he prestado atención al hecho de perderlo. Todo eso cambió cuando Michelle, la niña de los ojos de su abuelo, comenzó a perder su cabello. Esto nos llenó de temor a todos. Durante un período de cuatro meses, perdió el 75% de su hermoso ca­bello, naturalmente rizado y rubio.

Los médicos diagnosticaron que Michelle sufría de «alopecía areata», que significa, simplemente, «pérdida del ca­bello». No saben exactamente qué es lo que lo causa, ni có­mo tratarlo. Poco se sabe sobre esta afección, que aparen­temente involucra la interacción del sistema nervioso autó­nomo y el sistema inmunológico. Por alguna razón desco­nocida, el sistema inmunológico de Michelle comenzó a atacar sus folículos pilosos.

Las compañeras de escuela de Michelle reaccionaron con asombro, preguntas, y algunas veces, con crueldad, preguntándole por qué estaba perdiendo su cabello. Cuan­do íbamos a comer en un restaurante, muchas veces la gente nos miraba con curiosidad. Una mañana, mientras yo llevaba a Michelle a la escuela en mi auto, me contó que se había despertado en la mitad de la noche, preocupada por la idea de perder sus cejas y sus pestañas, dado que el médico le había dicho que esa posibilidad existía. Mientras ella me contaba su preocupa­ción, mi corazón se llenaba de tristeza. Comenzamos a repetir una y otra vez a Michelle que ella debía tomar cada día la decisión consciente de llenar su mente con pensamientos positivos de que vencería a la alopecía areata y que Dios restauraría su cabello.

Continuamos probando diversos tratamientos recomen­dados por los médicos. Después de seis meses, regresamos al primer dermatólogo, quien examinó a Michelle y nos di­jo que después de observar los folículos pilosos bajo el mi­croscopio, estaba feliz de descubrir que todos los folículos, aparentemente, aún tenían cabello, aunque no podíamos verlo a ojo desnudo. También reafirmó una vez más lo que habíamos estado repitiendo a Michelle sobre la importan­cia de pensar en forma positiva, con fe, y de negarse a caer en una mentalidad de langosta.

El médico le contó acerca de dos pacientes que él atien­de y que sufren de una forma de cáncer que era mortal. Uno de ellos tiene un cáncer más avanzado que el otro, pero el más enfermo tiene una actitud positiva y está ga­nando la batalla de cada día. Finalmente, el médico comentó: «El otro paciente, cuya enfermedad no está tan avanzada, siente que no tiene esperanzas y no desea conti­nuar luchando. Por eso, está perdiendo la batalla.»

Da un ejemplo de un caso en que una actitud positi­va marcó la diferencia en una situación.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

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