Pasaje bíblico: Jueces 17.

Idea principal

Micaías ilustra el principio de la religión a la carta, algo tan característico de la sociedad actual.

Desarrollo

Según podemos saber por medio del libro de los jueces, Micaías era un israelita que habitaba en la zona denominada como montes de Efraín.

Por tanto, podemos deducir que nuestro protagonista, como todo israelita, debía ser un buen conocedor de la ley de Moisés. Su conocimiento de la ley debía incluir el saber que ésta, en éxodo capítulo 20 prohibía tajante y terminantemente el que los miembros del pueblo escogido se hicieran algún tipo de imágenes o representaciones del Señor. También conocía el horror y rechazo que el Dios de Israel tenía hacia cualquier tipo de idolatría, de hecho, la posibilidad de caer en la idolatría era una de las grandes advertencias hechas al pueblo de parte del Señor.

Del mismo modo debía ser conocedor que el sacerdocio, de entre todas las familias de la tribu de Leví, estaba reservado única y exclusivamente a la familia de Aarón. Ninguna otra familia de los levitas podía ser partícipe de tan alta y privilegiada responsabilidad. A pesar de todo ello, Micaías decidió tomar sus propias decisiones en materia religiosa. Quebrantó todas las reglas establecidas por Dios y tomó la decisión de configura una religión a la carta, a la medida de sus propios gustos, deseos y necesidades, dicho de otra manera más clara, una religión a su medida.

Micaías ni corto ni perezoso se hizo un ídolo de plata. Nuestro héroe se hizo un efod, pieza de tela muy especial reservada exclusivamente para el sumo sacerdote. Además erigió sus propios dioses familiares y, finalmente, contrató su propio sacerdote que sería responsable de su propio culto personal.

Todo lo anterior, tal y como podemos leerlo en el pasaje del libro de los jueces tenía una finalidad, Micaías quería asegurarse con todo ello las bendiciones de Dios. Aquel personaje se construyó una religión a la carta, a su medida, según sus propias necesidades. Una religión en la cual Dios estuviera a su servicio para garantizarle las bendiciones necesarias para poder disfrutar de la vida.

Aplicación en un mundo postmoderno

El escritor español Alberto Moncada tiene un libro titulado Religión a la Carta. Espasa Calpe. Madrid 1996. En el mismo este autor indica que una de las características definitorias de la sociedad postmoderna es una espiritualidad y una religión personalizada al gusto de cada consumidor.

La religión, como tantas otras cosas, se convierte en un objeto de consumo y cada consumidor ajusta el producto a sus propios deseos, inquietudes, necesidades y propósitos. De aquí nace el concepto de religión a la carta que Moncada desarrolla genialmente en su libro.

La religión a la carta es una religión ecléctica, es decir, toma diferentes ideas y principios religiosos de diferentes fuentes. Es una religión que ajusta las creencias al gusto o necesidad del creyente, el cual, rechaza todo aquello que no le gusta, le compromete o le plantea una exigencia moral o ética. Si algo duele, exige o hace necesario un cambio y transformación en los hábitos de vida, será con bastante seguridad rechazado por el creyente.

Es un tipo de religión que busca ante todo la gratificación y bendición del creyente, hecha y elaborada con este propósito. Es una religión centrada en el hombre y naturalmente no centrada en Dios.

Micaías nos advierte del gran peligro que todos los creyentes corremos en una sociedad como la nuestra, el peligro de adaptar a Dios a nuestras necesidades en vez de adaptar nuestras vidas al deseo de cambio y transformación, a menudo doloroso y costoso, que el señor tiene planteado para cada uno de nosotros.

Preguntas de interacción

  1. Haz una valoración honesta de tu fe ¿estás de modo consciente o inconsciente construyendo tu propia religión a la carta?
  2. Si es así ¿en qué áreas detectas peligros que deberías considerar?
  3. ¿Qué puedes y debes hacer al respecto?
  4. ¿Quién hay en tu entorno que podría ayudarte en este sentido?

Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”

Por Félix Ortíz

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