Idea principal.
Lot tuvo que elegir el entorno humano y de relaciones en el que quería desarrollar su estilo de vida.
Desarrollo
Dios llamó a Abram a un estilo de vida nómada. Dada la estructura familiar de aquel tiempo, Lot, su sobrino, tuvo que acompañarle.
El estilo de vida nómada implicaba el frecuente desplazamiento de un lugar a otro en búsqueda de los recursos naturales, agua, pastos, etc., para poder alimentar a los rebaños. Los rebaños eran la fuente básica, junto con la caza, de las tribus o sociedades nómadas.
El nomadismo proporcionaba un gran grado de autonomía y libertad, al mismo tiempo, también tenía sus inconvenientes, la búsqueda de los necesarios recursos naturales impedía el poder tener raíces fijas y permanentes en ningún lugar.
El relato bíblico nos indica que los rebaños de Abram y los de Lot habían crecido demasiado y se producía una competencia entre ambos por la utilización de los limitados recursos existentes.
A fin de evitar que los conflictos económicos envenenaran las relaciones familiares Abram, a pesar de ser el jefe de la familia y, por tanto, tener el derecho de escoger, plantea a Lot la necesidad de separarse y le da la posibilidad de elegir el lugar adonde ir.
Lot sopesó sus posibilidades y escogió. Vio el valle del río Jordán y lo valoró como la mejor opción. Sin duda lo era, al menos desde el punto de vista económico. La descripción que del mismo encontramos en el capítulo 13 de génesis así parece indicarlo. Era el lugar ideal para echar raíces y para poder acabar con el estilo de vida nómada. El valle tenía suficientes recursos naturales para satisfacer las necesidades de Lot y evitar el peregrinaje en busca de nuevos medios de vida. El valle es descrito como un jardín. Sin embargo, con todo y ser la mejor opción económica, no necesariamente era la mejor opción desde el punto de vista social y moral. La descripción que se hace del entorno social al que se trasladó Lot no es nada halagüeña. Se nos indica que las personas de aquellos lugares eran gente mala que cometía horribles pecados contra Dios.
Todo parece indicar que si bien el sobrino de Abram valoró bien su decisión desde el punto de vista económico, su valoración no fue tan acertada desde un punto de vista espiritual. Lot no tuvo en cuenta o bien subestimó la influencia espiritual que la maldad del entorno pudiera tener sobre su familia y sobre él mismo. Esto, en el mejor de los casos, porque en el peor de los mismos podríamos pensar que prefirió el peligro de la influencia espiritual negativa si con ello mejoraba su situación social, económica y, quien sabe, tal vez incluso política.
Por su parte el texto nos dice que Abram continuó su estilo de vida nómada y se fue a la zona encinar de Manré. Allí el Señor se le volvió a aparecer y de nuevo le hizo la promesa de que toda aquella tierra sería en un futuro su herencia y la de sus descendientes.
¿Hizo mal Lot? ¿Abogamos por un estilo de vida eremita alejado de la sociedad? En absoluto. Hablamos de la importancia de valorar, a la hora de tomar las decisiones sobre con quién relacionarnos y en qué entorno desarrollar nuestro proyecto de vida, los beneficios que nos puede reportar desde un punto de vista social, cultural, económico, político, etc., pero al mismo tiempo las implicaciones espirituales y morales que puede tener sobre nuestras vidas, nuestro caminar con Dios y, eventualmente, sobre nuestras familias.
Aplicación en un mundo postmoderno
La economía, el poder, la influencia y la ganancia mueven el mundo. Las personas toman
Decisiones que les permiten avanzar sus carreras profesionales y políticas al precio de dañar o poner en peligro sus familias y su propia integridad personal.
Los cristianos no estamos exentos ni de la tentación y presión ni del peligro de caer en ese juego social. La posibilidad de mejorar en determinadas áreas de nuestras vidas puede llevarnos al punto de poner en peligro nuestro caminar con el Señor y vernos sometidos a influencias que van más allá de nuestra capacidad para manejarlas o resistirlas. Lot, con su ejemplo, nos llama la atención sobre la importancia de no tomar ese tipo de decisiones a la ligera. De él podemos aprender a colocar de una forma realista y honesta en la balanza todos los pros y contras de una determinada decisión. El sobrino de Abram nos enseña que no podemos menospreciar ni subestimar la influencia que el entorno pueda tener sobre nuestro caminar con dios y nuestra integridad personal. La economía, el bienestar, el progreso, el poder, la influencia, no son los únicos criterios a la hora de tomar decisiones vitales.
Extracto del libro “Personajes Bíblicos en un Mundo Posmoderno”
Por Félix Ortíz