Pasaje clave: Génesis 39:7-9.

Actividad sugerida para presentar el tema: Escribe cada una de las siguientes «propuestas sexuales» en tarjetas. Entrégale una o dos a cada uno de los integrantes del ministerio juvenil para que piensen posibles respuestas que después comentarán entre todos.

Seamos realistas. Casi todos tus compañeros del colegio están esperando que le des rienda suelta a tus deseos sexuales y “experimentes todo” lo relacionado con el sexo ¡y cuanto más rápido mejor! Si estás dispuesto a esperar hasta el matrimonio te van a poner la etiqueta de “virgen”, “mariquita”, “raro o rara”, etc.,  y probablemente te van a gastar… y mucho.

Seguramente ya oíste (o te dijeron) algunas de las siguientes frases “tentadoras”:

  • “Si me amas tenés que hacerlo”
  • “¿Para qué esperar, si vamos a casarnos?”
  • “Hacerlo, te hace mujer”
  • “No sabes divertirte”
  • “Si no lo haces conmigo te dejo para siempre”
  • “Es una manera en que me demostrarás tu amor”
  • “En nuestro grupo no aceptamos maricas. Si todavía no lo hiciste ¡fuera!”
  • “Todo el mundo lo hace”
  • “¿Qué… sos un maricón? ¿Tenés miedo? Yo quiero a un hombre de verdad”
  • “Es una necesidad normal de todos los seres humanos,
  • ¿por qué la vas a reprimir?”
  • “Es algo natural y normal que hacen todas las personas sanas”
  • “Te quiero tanto que necesito darte algo más”
  • “Probemos una vez, si no te gusta no lo hacemos más”
  • “Confiá en mi, no te voy a lastimar”
  • “No te niegues, tu cuerpo también lo desea”
  • “No te preocupes, no te voy a dejar embarazada”
  • “Ya no aguanto más estar lejos de ti”
  • “Sólo acariciémonos nuestros genitales”
  • “¿Sos medio raro? ¿Sos homosexual?”

Estas frases tentadoras dichas en el memento oportuno pueden llevarte a caer, casi sin darte cuenta. Son frases que te PRESIONAN para que hagas lo que todos hacen aún cuando sabés que no es lo correcto, para que te rindas y caigas en el sexo. Algunas suenan muy dulces, pero en realidad están llenas de egoísmo y lujuria.

Estas frases son como misiles apuntados hacia dos valiosas posesiones tuya: Tu pureza y tu respeto propio. Dado que estás en el campo de batalla, prepárate para luchar con inteligencia y ganar.

1. “Si me amas, demuéstramelo”. “Déjame demostrarte cuánto te amo”.

Estos dos argumentos son falsos. No expresan verdadero amor, sino un deseo egoísta.

Dile: “Si realmente me amaras no me lo pedirías”.

O respóndele: “Quiero que me demuestres tu amor de otras maneras: Compréndeme, espérame, sé sincero/a, escúchame, ora por mí, compárteme la Palabra, bendíceme con tu ejemplo, no me excites ni me provoques sexualmente”.

2. “Quiero hacerte el amor”.

Esta es una gran mentira. El amor no es lo mismo que el acto sexual. Tener sexo no es garantía de que haya amor realmente y de que la relación sea duradera.

3. “Todo el mundo lo hace”. “Es algo natural y normal que hacen todas las personas sanas”

Estas son dos frases muy usadas que te presionan para que no seas el único “tonto” que todavía no lo probo.

Respóndele: “Bueno, si todos lo hacen, no vas a tener ningún problema en encontrar a otra persona que quiera hacerlo. Y además no necesito demostrarte que soy una persona sana. Mi cuerpo funciona perfectamente, me lo dijo el médico”.

 4. “¿De qué tenés miedo?”

Contéstale: “Si tengo miedo. De las enfermedades venéreas, del SIDA. De quedar embarazada y de tener que enfrentar una responsabilidad para la que no estoy preparada. De una persona como vos que solo piensa en si misma. Y de todo lo que puedo llegar a perder por complacer tus egoísmos”.

5. “Probemos una vez. Si no te gusta no lo volvemos a hacer más”.

Dile: “Algo tan valioso como la satisfacción sexual, no debe ser experimentado casualmente para probar. Es el amor verdadero y el compromiso mutuo los que hacen del acto sexual algo valioso y nos diferencian de lo que pueden hacer dos animales”.

6. “El acto sexual es una necesidad como tener hambre o sed. No es la gran cosa”.

Respóndele: “Bueno, si no es la gran cosa para vos no hay ningún problema en que me niegue y no lo hagamos. No tenés por qué calmar tu necesidad conmigo”.

(CONTINÚA…)

Por Edgardo Tosoni

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