Continuemos.
T. G. Tucker en su libro Life in the Román World of Nero and St. Paul (Vida en el mundo romano de Nerón y San Pablo), describe a uno de estos soldados:
“Sobre el pecho y hombros usaba un corsé de cuero, cubierto de oro o bronce. Sobre la cabeza llevaba un casco o gorra de acero. En la mano derecha llevaba la famosa lanza romana. Esta es un arma de más de seis pies de largo con una punta filosa de acero fijada sobre la vara de madera, y el soldado podía utilizarla como bayoneta, o lanzarla como jabalina y después pelear cuerpo a cuerpo con la espada. En el brazo izquierdo tenía su escudo… el cual no sólo se sujetaba con una agarradera, sino que también se podía ajustar sobre el hombro derecho con un cinto. Así el escudo se podía echar a un lado para que no estorbara a la espada (que más bien se usaba para dar estocadas que como un arma cortante). Medía aproximadamente tres pies de longitud y colgaba del lado derecho del cinturón que cruzaba sobre el hombro izquierdo… El soldado llevaba una daga en el lado izquierdo”.
Los que consideran el mito del cuerpo robado creen que un grupo de discípulos, que unos días antes corrieron como conejillos asustados, se enfrentaron a un batallón de soldados romanos armados y adiestrados para la guerra. Y una de dos: o los vencieron, o se escabulleron mientras los soldados dormían y sin despertarlos movieron una piedra de dos toneladas. Después, los discípulos escondieron el cuerpo de Jesús y, en las siguientes décadas, se enfrentaron a torturas, ridículos y al martirio para propagar una mentira, sabiendo que era una mentira, a través del mundo conocido. Realmente eso es más difícil de creer.
El profesor de leyes de la Universidad Harvard, Simón Greenleaf, un hombre que se dedicó durante muchos años a estudiar los diferentes testimonios de personas y determinar si un testigo estaba mintiendo o no, dice lo siguiente: «Era… imposible que persistieran en afirmar las verdades que narraron, si no hubiera sido porque Jesús realmente resucitó de los muertos, y que se supo con la misma certeza que se conocía cualquier otro hecho».
Hoy, el que sinceramente busca la verdad puede tener completa confianza, como la tuvieron los primeros cristianos, de que la fe cristiana se basa no en un mito o leyenda, sino en el hecho histórico, sólido y real de la tumba vacía y del Cristo resucitado.
Ejercicio.
Desarrolla tu capacidad para enfrentar el mito del cuerpo robado con lo siguiente:
Lee 1 Corintios 15:1-8. ¿Cuáles son las tres cosas que Pablo dice que son «de primera importancia»?
¿Cuántas personas (por lo menos) menciona Pablo que en realidad vieron a Jesucristo resucitado?
¿Por qué Pablo menciona que la mayoría de los 500 hermanos (en el versículo 6) «están vivos todavía»?
Si cada uno de los 500 testigos oculares dieran cinco minutos de testimonio, necesitaríamos 42 horas para escucharlos a todos. En la mayor parte de los juicios sólo se permite que uno o dos testigos oculares den su testimonio.
Extracto del libro “No Dejes Tu Cerebro en la Puerta”
Por J. McDowell y B. Hostetler
Dios les bendiga,todo lo que diga ya se lo han dicho.Yo les digo lo mismo y que permanezcan como pampanos en la vid para dar fruto de salvacion para ustedes y para otros .Amen . Dios les bendiga grandemente…y Gracias por su trabajo.
Hola Mayerlin. ¡¡Bienvenida!! Muchísimas gracias por tus palabras!!! Te bendecimos!!!!