El Mito del Superestrella
La ópera rock Jesucristo Superestrella de Andrew Lloyd Weber se estrenó a principio de los 70 con opiniones diversas que la catalogaban desde inspiracional hasta blasfema. En la obra, María Magdalena canta una canción acerca de Jesús llamada «No sé cómo amarlo», que se convirtió en un éxito radial. Además de presentar la atracción romántica de María Magdalena hacia Jesús (que no tiene bases en la Escritura), la letra de la canción refuerza un mito popular acerca de Cristo. María canta: «Él es hombre, Él es sólo un hombre».
Eso es un mito.
Jesús es un hombre. Nació como un humano, en un establo entre el ganado. La pestilencia característica de ese lugar fue uno de los primeros olores en darle la bienvenida a su sentido del olfato. Pero contrario al mito del superestrella, eso no es todo lo que Él es. La Biblia describe claramente la naturaleza dual de Jesucristo: «El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres» (Filipenses 2:6-7).
Por siglos, el hombre ha luchado por tratar de entender la dualidad de la naturaleza de Jesús. Algunas veces los cristianos (y los no cristianos como el talentoso Andrew Lloyd Weber) han enfatizado la humanidad de Jesús al punto de querer oscurecer su divinidad. Otros han cometido el mismo error, pero hacia el lado contrario. Como resultado, muchas personas entienden a Jesucristo a medias. Pero la enseñanza de la palabra de Dios es muy clara. Él es «Dios con nosotros» (Mateo 1:23); a pesar de que también es, en todo aspecto, «Jesucristo hombre» (1º Timoteo 2:5).
El cuento clásico Las Mil y Una Noches nos narra que el califa de Bagdad acostumbraba a caminar en las calles de la ciudad disfrazado de peón para descubrir, de primera mano, cómo vivía la gente. Pero Jesús hizo infinitamente más que el califa. No sacrificó su realeza temporalmente; sino que se envolvió en los mantos de humanidad alrededor de Su divinidad: «Porque bajó a la tierra del cielo aquel que es Dios y Señor de todo».
Juan, el discípulo de Jesús que anduvo con El, compartió Su pan y escribió esto de Aquel que conoció como hombre: “En el principio era el Verbo (Jesús), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). Y en el famoso prólogo a su Evangelio, Juan no deja duda en cuanto a quién se refiere como «el Verbo»: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
Ejercicio.
Desarrolla tu capacidad para enfrentar el mito del superestrella con este ejercicio. Jesús y sus discípulos eran judíos con grandes convicciones acerca de cuál era el objeto apropiado de la adoración del hombre. Lee las siguientes porciones de la Escritura y, en el espacio indicado, escribe quién es el único objeto de adoración de acuerdo a estos versículos:
Ahora lee los siguientes versículos e indica quién, conforme a estos versículos de la Escritura, es el objeto de adoración.
La Escritura es muy clara en que sólo debemos adorar a Dios; entonces, basándonos en los versículos anteriores: ¿Cuál es tu conclusión acerca de Jesús?
Extracto del libro “No Dejes Tu Cerebro en la Puerta”
Por Josh McDowell y B. Hostetler