SEMANA 3. ESTUDIO 5.

Algunos gigantes no son reales en lo más mí­nimo. Son simplemente fruto de nuestra imaginación.

Debido a su pecado, a su corazón no arrepentido, y a su falta de disposición para obedecer a Dios en todas las co­sas, el rey Saúl arruinó su relación con Dios. El Espíritu del Señor se apartó de él, y «un espíritu maligno» lo afligía. Los siervos de Saúl sugirieron que consiguiera alguien que tocara el arpa para calmarlo. David fue a la corte de Saúl y se convirtió no solamente en su músico principal, sino también en su escudero. Saúl amaba mucho a David.

Pero llegó el día en que el amor de Saúl se convirtió en celos y odio. Saúl estaba celoso porque su hija, su hijo y su pueblo amaban a David, y los enemigos de Israel temían a David. La envidia floreció en el corazón de Saúl, y decidió matar a David (1 Samuel 16:14-23; 18).

Saúl veía a David como un gigante que debía matar. ¿En qué había cambiado David? En nada. Era el mismo, leal al rey y sin una palabra de crítica hacia él. David no era una amenaza para Saúl… excepto a los ojos del mismo Saúl.

Muchas veces, «soñamos» situaciones o escenas que nos causan dolor. Tomamos una situación y la hacemos peor de lo que realmente es. Los celos pueden hacer que fabriquemos gigantes donde no existen. Estos gigantes son de los más temibles, porque rara vez podemos tomar suficiente distancia de la persona y de la situación como para reconocer el origen de nuestro propio odio, o para ver a la persona con objetividad.

Si alguien te dice: «No estás juzgando justamente a esa persona», o «Parece que te irritara cualquier cosa que esa persona hace», presta atención. ¿Estás lleno de celos? Si de­testas a alguien, aunque nunca te haya hecho nada malo intencionalmente, pregúntate: «¿Será que en realidad estoy ce­loso de esta persona? ¿Acaso mi odio brota de los celos?». Los celos pueden crear un gigante que de otra manera nunca habría existido.

¿Cómo podemos quitar estos gigantes de nuestra mente? Conociendo a la persona. Descubrirás que este gigante in­ventado es un ser humano con muchos de los mismos desafíos, decepciones, temores y problemas que tú enfrentas. Probablemente descubras que tienes muchas más cosas en común con esa persona de las que pensabas que fuera po­sible.

Si estás celoso de alguien, ahora mismo detente un momento y pide a Dios que te perdone y te dé opor­tunidades para llegar a conocerlo mejor en el curso de la próxima semana.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

Lee Gigantes Que Son Fruto de Nuestra Imaginación 2

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