SEMANA 1. ESTUDIO 4.

Esa mañana, David mató un gigante. Pero no desarrolló el corazón de un vencedor de gi­gantes en un sólo día. Para llegar al punto en que pienses como un vencedor de gigantes es necesario atravesar un proceso. Se necesita tiempo. Y muchas veces tenemos la oportunidad de enfrentar gigantes medianos antes de llegar a los verdaderamente grandes.

Podemos verlo en la vida de David. Él había vencido tan­to a leones como a osos antes de conocer a Goliat. Un oso o un león no eran menos mortales que el gigante Goliat. Recuerda que David estaba entrenado para ser pastor. Par­te de su entrenamiento era aprender qué hacer cuando una bestia salvaje atacara a su rebaño. Como pastor, David estaba alerta ante la amenaza de leones u osos. Con el tiempo, cobró valentía. Todo el patrón de pensamiento de David estaba concentrado en defender a su rebaño y atacar a cualquier enemigo armado. Goliat era simplemente un predador más grande y mejor armado, que intentaba des­truir un rebaño más grande: el rebaño del pueblo de Dios.

David también tenía experiencia con la honda. Esa clase de experiencia requiere de práctica diaria. David había pasado un sinnúmero de horas arrojando piedras a diversos blancos. El disparo hecho a Goliat no fue su primer inten­to. Estaba bien preparado para ese momento, sabía elegir piedras del tamaño y la forma y el peso exactos, y sabía car­garlas en la honda a la carrera. David había cobrado con­fianza en sí mismo; sabía que podía manejar una honda, y tenía fe en que Dios podía usar sus bien desarrolladas ha­bilidades para gloria del Señor.

Piensa en las oportunidades en que has ganado expe­riencia y pequeñas victorias. Escribe un ejemplo de la forma en que esos momentos te han preparado para los de­safíos que enfrentas hoy o puedes enfrentar en el futuro. ¿Qué has aprendido por medio de esas ocasiones? Haz una lista de las capacidades que ahora tienes gracias a ellas. (Re­cuerda las capacidades que tienes gracias a tus hobbies, edu­cación, relaciones familiares, deportes e iglesia.)

Rara vez se nos pide que enfrentemos a los gigantes sin preparación. Casi siempre tenemos al menos parte de la base que necesitamos, y casi siempre tenemos acceso a quienes pueden ayudarnos a llenar los huecos que pueda tener esa base, si los hay. Además, la Biblia nos promete que nunca enfrentaremos solos a los gigantes mientras confiemos en el Señor. ¿Cómo te está preparando Dios pa­ra vencer en el país de los gigantes?

Detente ahora mismo y agradece a Dios por la pre­paración que te ha dado ya por medio de tu educa­ción, los deportes, tus hobbies, la familia y la iglesia, que te ayudarán a ser un vencedor de gigantes. Agradece a Dios porque cuando confías en él no tienes que enfrentar tú so­lo a los gigantes.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

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