SEMANA 6. ESTUDIO 3.

No hay forma de evitar los golpes de la vida. Al recibir un golpe, lo importante no es si cae­mos, sino si nos levantamos y continuamos con toda la fuerza. Cuando recibimos un golpe, quizá necesitemos salir del campo por un rato. Los animales lo hacen, cuando son he­ridos. Se retiran a un lugar seguro donde pueden recupe­rarse de sus heridas. Pero luego vuelven a salir. Esa es la forma en que debemos actuar nosotros también. Cuando recibes un golpe, date un tiempo para recuperarte, pero luego levántate otra vez. Una vez que estés levantado, no esperes a ser golpeado nuevamente; da tú el golpe vence­dor.

1. Cuatro de los Más Fuertes Golpes.

Cada uno de estos golpes puede causarte grandes heridas, incluso la muerte.

Golpe Nº 1: Insultos.

Yo sé lo que es recibir insultos. Cuando era niño, tenía maestras que pensaban que porque vivía en un barrio de casas modestas edificadas por el estado, yo tenía un futuro muy limitado. Muchas personas me decían que no creían que yo tuviera lo que es necesario para triunfar, y muchos directamente me consideraban un fracaso. Pero lo que esas personas no sabían ver, era el verdadero valor de mi esfuerzo. Ellas no se daban cuenta de que yo estaba decidi­do a superar mis deficiencias pasadas a fuerza de motiva­ción y determinación.

El asunto es que quienes te insultan u ofenden no están en tu interior. Los insultos siempre están basados en infor­mación superficial. No están basados en la verdad de la Pa­labra de Dios. No tienen nada que ver con el poder reden­tor de Jesús y su sangre derramada en la cruz. Ni remota­mente están conectados con los deseos de tu corazón y el destino de tu alma.

Finalmente, los insultos no son nada en comparación con la fuerza de voluntad de una persona, si quien recibe los insultos ejercita su voluntad con fuerza. Nunca te des por vencido frente a un insulto. Nunca lo abrigues en tu corazón. Si lo haces, puede carcomerte por dentro y des­truir la motivación y el deseo que pueden llevarte a tu ver­dadero destino.

Si los gigantes te enfrentan con insultos, recibe el golpe, pero no te quedes caído. Levántate y continúa caminando, con la cabeza en alto, con una mayor determinación ar­diendo en tu corazón, de tener éxito en cumplir el plan de Dios para tu vida.

Golpe Nº 2: Rechazo.

Millones de personas sienten el golpe del rechazo debido a un divorcio, la pérdida de un trabajo, el descuido, el abu­so. Quizá tú sientas rechazo si algo que presentas como una buena idea es visto como una mala idea por otra per­sona, o si tratas de decir algo y la otra persona no desea es­cucharlo. El rechazo toma muchas formas. Para recibir el golpe del rechazo debemos guardar en primer lugar, en nuestra mente, una verdad: quizás las personas nos recha­cen, pero Dios no.

No debemos confundir rechazo con juicio. Muchos nos sentimos juzgados cuando somos rechazados, o rechazados cuando somos juzgados. Pero son cosas diferentes. El re­chazo está basado, generalmente, en lo que una persona es o no es; o lo que otros perciben que esa persona es o no es; en gustos y disgustos; opiniones sobre una persona que están basadas en su pasado, su apariencia, su raza, edad, y otras cosas por el estilo.

El juicio no se basa solamente en quiénes somos, sino en lo que hacemos y en las decisiones que tomamos. Dios nunca rechaza a una persona por ser quien es. Pero nues­tro comportamiento sí está sujeto a su juicio.

No debemos andar vagando con el corazón herido, cuando nadie tuvo intención de herirnos. La baja califica­ción que nos ha dado una profesora no significa, necesa­riamente, que ella no nos valore, ni nos respete, ni nos ad­mire como personas. Significa que en ese examen obtuvi­mos una baja calificación.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Venciendo en la Tierra de los Gigantes” (Edición Para Jóvenes)

Por William Mitchell

Lee Aprendamos a Recibir los Golpes 2

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí