El Mito del Buen Maestro.

Diablos y superdiablos. ¡Orden! ¡Orden!… Se convoca a todos los ángeles caídos a una reunión que se celebrará en las cavernas subterráneas. El maligno convocó esta sesión para discutir y decidir estrategias que facilitarán que los humanos se alejen del Enemigo. Toscum tiene una sugerencia.

Un repugnante demonio se levantó de la primera fila y, dando media vuelta, se dirigió a la asamblea diabólica. —Mis despreciables colegas —comenzó Toscum—, propongo que a través de todos los cultos, «ismos» y religiones organizadas expandamos la idea de que el Hijo del Enemigo era un buen «maestro».

—¿Estás loco, Toscum? —gritaron varios de la asamblea molestos ante la absurda sugerencia—. ¡Deberías ser devorado por la asamblea en este instante por sugerir un trato amistoso con el Hijo del Enemigo!

Varios demonios alrededor de Toscum se mojaron los labios con la lengua mostrando una hambrienta y ansiosa anticipación.

—No seas imbécil, no es un trato amistoso el que propongo —contestó Toscum y se enderezó orgullosamente—. Mi sugerencia es verdaderamente diabólica.

Otro demonio se levantó. —¿Cómo puedes llamar diabólica a tan simple idea? Porque —contestó—, catalogarlo como «buen maestro» lo pondría al mismo nivel de Moisés, Zoroastro, Mahoma… sería como maldecirlo con una falsa alabanza.

Hubo un gran silencio en la multitud.

—Pero… ¿no se dan cuenta, cabezas de chorlitos? Si los humanos creen que Él es sólo un «buen maestro», Su Señorío y Su Divinidad disminuirían.

—No —respondió un demonio llamado Vomitel—. ¡No se lo van a tragar! Él les enseñó muy claramente quién es en realidad.

—Vomitel está en lo cierto —dijo otro—. Los humanos tienen el Libro y saben que Él dijo de Sí mismo: «Antes de que Abraham fuera Yo soy». Han leído Su palabra acerca de la Gloria que comparte con el Padre desde antes de la fundación del mundo.

—Si serás tonto —añadió Vomitel—, ellos saben que Él tiene el poder de leer la mente y el corazón del hombre y de perdonar los pecados. Tienen Su palabra: «Yo he venido de los cielos». Saben que Él tiene el poder para levantarse de los muertos y que hubo testigos que confirmaron Su resurrección. No son tan tontos como para creer que un hombre común y corriente, un «buen maestro» podría hacer esas cosas.

—Y ellos reconocerían —afirmó Vomitel con firmeza—, que si esas cosas que Él afirma de sí mismo no fueran verdaderas, entonces no sería un «buen maestro»… ¡sino un mentiroso o un lunático!

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “No Dejes Tu Cerebro en la Puerta”

Por Josh McDowell y B. Hostetler

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