El siguiente material puede ser usado para enseñar la parábola del buen samaritano en Lucas 10:25-37. Para ello deberemos familiarizarnos lo más posible con la parábola, y buscar la mayor cantidad de información que podamos conseguir acerca de los samaritanos. Ya que esta parábola es muy conocida, unos de los objetivos principales de esta reunión será el de proveer diferentes puntos de vista y comprensión que enriquezcan la historia.

La reunión puede incluir los siguientes ejercicios:

Mientras el grupo entra al salón sentemos a todos los zurdos separados del resto (puedes usar cualquier otra característica que identifique a un grupo minoritario). Sentémoslos preferiblemente en las peores sillas, o en el suelo, detrás de algún obstáculo, mirando hacia la pared o en cualquier otro lugar indeseable. No tenemos que explicarle nada a nadie en este momento.

Empecemos la dinámica con una discusión sobre los samaritanos. Usemos alguna concordancia para buscar referencias bíblicas de los samaritanos. Pidamos que el grupo la lea y luego preguntemos cuál era la actitud hacia los samaritanos que prevalecía en los tiempos del Nuevo Testamento. ¿Por qué? Solicitemos que el grupo confeccione una lista de cinco o seis paralelismos contemporáneos (por ejemplo, los israelitas y los palestinos; los norteamericanos y los mexicanos).

Entreguémosle a cada persona un trozo de papel y un lápiz.

Pidámosle que escriban allí (sin poner su nombre) las respuestas a la siguiente pregunta: en los últimos seis meses, ¿te has comportado como el sacerdote o como el levita de esta parábola?

Recojamos los papeles y redistribuyámoslos de tal forma que los chicos puedan leer la respuesta de otra persona, pero sin saber de quién se trata.

Invitémoslos a conversar acerca de sus reacciones a lo que acaban de leer y de cómo se identifican con el que escribió la respuesta que tienen en sus manos.

Preguntémosle al grupo cómo se sintió con respecto al lugar que le dimos a los «zurdos» (los «samaritanos») en el salón. ¿Hicieron algo por ellos? ¿Cómo se sintieron los «samaritanos»?

Formemos grupos de cuatro personas para debatir en base a las siguientes preguntas: ¿Quién es mi prójimo? ¿Qué significa ser prójimo?

Si es necesario releer el pasaje, hagámoslo enfocándonos en la parte en la que Cristo responde a la primera pregunta. Esto sin duda nos ayudará a contestar la segunda. (Keith Geckeler).

Extracto del libro Reuniones Creativas Para Refrescar tu Ministerio

Por Autores Varios

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