Texto: DEUTERONOMIO 27 (leer con Biblia a mano)

EL VALOR DE LA OBEDIENCIA 8
¿Cuál es la primer orden que Moisés les da en este capítulo? (vs.1, 9-10)
Una actitud de obediencia te libera las bendiciones de Dios.
Una actitud de desobediencia te frena las bendiciones de Dios.
Todo comienza con la obediencia.
La obediencia es el respeto a la autoridad de Dios para actuar y decidir conforme a su deseo, mientras que la desobediencia es la rebeldía a su autoridad para actuar y decidir conforme a nuestro deseo.
Siempre que obedecemos actuamos bajo el principio de la autoridad de Dios y siempre que desobedecemos actuamos bajo el principio de la rebeldía satánica. “¿Por qué satánica?” Porque Satanás fue el primer rebelde y desobediente del universo. Y toda desobediencia y rebeldía se alimenta de su mismo espíritu. Por eso es que Dios es tan terminante con el tema de la obediencia. No hay puntos medios, no hay “grises” en este tema. Obedeces o no obedeces. Te sujetas (en obediencia) o te rebelas. Es blanco o negro. No existe la “casi obediencia ni la casi rebeldía”. Eres obediente o no lo eres.

¿Cuál es la segunda orden que les da Moisés? (vs.2-8)

Al llegar a la tierra prometida, luego de cruzar el Jordán.

  • Levantarán 12 piedras y las revocarán con cal.
  • Escribirán en ese altar de piedras las palabras de la ley.
  • Luego ofrecerán dos tipos de sacrificios: holocaustos y ofrendas de paz.
  • Comerán y se alegrarán.

¿Te imaginas esas enormes piedras a la vista de todo el pueblo escritas con toda la ley de Dios? Nadie podría decir: “Yo no sé lo que Dios quiere para mí”, porque inmediatamente le señalarían las piedras y le dirían: “Anda y lee”.
Además, aquel gran altar de piedras sería para todos un testimonio visible del poder de Dios guiando, protegiendo y proveyendo para sus hijos.
Como es medio complicado andar llevando piedras escritas para todos lados, hoy tenemos las mismas palabras de Dios en nuestras prácticas, livianas y cómodas Biblias, en los celulares y en las tablets. Incluso en audios, si un ataque de pereza nos impide leer. Sea como sea, no tenemos ninguna excusa para decir: “No sé cuál es la voluntad de Dios para mi vida”, o “no sé lo que Dios piensa acerca de éste asunto”, o “no sé quién soy para

Dios”. Si no lo sabes es porque no estás leyéndola, ni orándola, ni haciendo el esfuerzo por entenderla. Claro, es más fácil decir: “no entiendo nada”. Típica actitud de un corazón perezoso y lleno de excusas tontas.
Necesitas volver a levantar un altar de comunión con Dios. Un altar de intimidad con el Señor para adorar, agradecer, leer su Palabra, pensarla, meditarla, obedecerla y recibir dirección de Dios. Tu altar privado se transformará en tu altar público y serás un testimonio de bendición para tu familia y tus amigos.

LAS MALDICIONES EN EL MONTE EBAL
¿Qué tribus estarían sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo y cuáles se ubicarían en el monte Ebal para pronunciar las maldiciones? (vs.11-13)
Mitad del pueblo de un lado y mitad del pueblo del otro lado, unos enfrente de otros, sobre cada monte. Durante la ceremonia los levitas, representando a Dios, recitarían las bendiciones y las maldiciones, y el pueblo respondería a la proclamación de los levitas. ¿Te imaginas a esa tremenda cantidad de personas declarando a viva voz las bendiciones y las maldiciones? ¡Woooowwww! ¡La tierra se debe haber sacudido!

Comencemos con las maldiciones. ¿De qué prácticas pecaminosas jamás deberían participar? (vs.14 al 26)

12 maldiciones asociadas a 12 prácticas pecaminosas.

  • Idolatría (vs.15).
  • Deshonrar a los padres (vs.16).
  • Robarle tierras al prójimo (vs.17).
  • Perjudicar a las personas discapacitadas (vs.18).
  • Aprovecharse de las personas socialmente más vulnerables (vs.19).
  • Deshonrar la autoridad del padre teniendo sexo con sus esposas (vs.20).
  • Tener relaciones sexuales con animales (vs.21).
  • Tener relaciones incestuosas (vs.22).
  • Tener sexo con la suegra (vs.23).
  • Asesinar (vs.24).
  • Sobornar (vs.25).

¿Prestaste atención al último versículo?
También es maldito el que no obedece las palabras de Dios (vs.26).
¿Por qué? Porque al no hacerlo rompe el pacto de obediencia que hizo con Dios y actúa bajo un espíritu de rebeldía. Piénsalo.

Extracto de «Serie Desafios Deuteronomio» por Edgardo Tosoni


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