Pasaje clave: 1º Crónicas 6.

Otra de las tribus destacadas en 1º Crónicas es la de Leví. Se le dedican 5 capítulos exclusivos (6, 23, 24, 25 y 26), y se le atribuye una participación determinante en el traslado del arca a Jerusalén (1º Cr.15).

Todo comenzó con los 3 hijos de Leví. ¿Quiénes fueron? (vs.1).

Muy bien. Pero a partir de ahí, Crónicas resalta el nombre de Coat (sin restarle importancia a sus otros dos hermanos), ya que de él descenderían los sacerdotes de la familia de Aarón (vs.2-15) y se levantaría el grupo más importante de cantores del templo (vs.33-38).

Entonces, para dejarlo bien claro:

De Coat surge toda la línea sacerdotal. Todos los sumo sacerdotes de Israel descienden de él. ¿Cuáles eran sus funciones ministeriales y espirituales? (vs.49).

De Gersón y Merari surgen el resto de los levitas. Ellos también fueron apartados para el servicio exclusivo de las cosas de Dios. ¿Cuáles eran sus responsabilidades ministeriales? (vs.48).

Además, David designó a un jefe de cada una de las 3 familias como responsable de los músicos y adoradores en la casa de Dios (vs.31-32). ¿Quiénes fueron estos líderes adoradores? (vs.33, 39, 44).

Escucha esto. Cuando el vs.31 habla de “la casa de Dios”, se refiere a la tienda que David hizo construir para recibir el arca, después que fué trasladada desde la casa de Obed-edom. No era un edificio de material sino una tienda. El primer templo recién fue construido por su hijo Salomón.

¿Entiendes? Lo importante no es el edificio, lo importante es la presencia de Dios. Puede ser una tienda de telas o un edificio de oro y cristal, lo importante es la presencia de Dios en él. Lo que cuenta es su presencia. La gloria, el poder, la bendición y los milagros vienen de su presencia, no del “edificio” que tengamos ni del lugar en el que nos reunimos.

Pero además, tu y yo somos los sacerdotes que servimos en su presencia. Somos los adoradores que honran su nombre, somos quienes levantan delante de su majestad palabras de gratitud, de alabanza, de amor. Como aquellos levitas, tienes el privilegio de honrar, adorar y amar al Señor.

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: 1º Crónicas”

Por Edgardo Tosoni

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