Pasaje Clave: Juan 1:29-51

2º TESTIMONIO DE JUAN
¿Qué sucede al día siguiente? (vs.29).
¿Cómo lo identifica Juan a Jesús, qué dice de él? (vs.29-34).
Bien, vamos por parte. Volvamos a sintetizar lo que Juan el Bautista dice acerca de Jesús:

  • Él es el Cordero de Dios (vs.29). Él quita el pecado del mundo (vs.29).
    ¿»Cordero» era el apodo de Jesús? “Hey Cordero pásame la pelota”, “Cordero ordena tu habitación”, “Cómprame un kilo de papas, Cordero”.

Hay apodos de todos los colores y formas. ¿Era ese el apodo de Jesús? No. Absolutamente no. Juan no lo estaba apodando, él estaba haciendo una declaración profética acerca de Jesús. Por revelación espiritual Juan estaba diciendo: “Así como ofrecemos un cordero sin defectos para que Dios perdone nuestros pecados, de esa misma manera Jesús es el Cordero perfecto (sin pecado) enviado por Dios que se ofrecerá a sí mismo a la muerte para perdonar los pecados de todos los que en él crean”.

  • Él era primero que Juan (vs.30). No porque haya nacido primero (recuerda que Juan era 6 meses más grande que Jesús) sino porque Jesús es Dios y existía antes que Juan.
  • El Espíritu, en forma de paloma, desciende sobre él (vs.32). Esto significa que Jesús tiene toda la aprobación de Dios, él esta lleno de la presencia de Dios.
  • Él bautiza con el Espíritu Santo (vs.33). Cuando crees en Jesús como tu único Señor y Salvador y le recibes en tu vida, él te sumerge, te introduce en la vida del Espíritu. Esto es espectacular porque a partir de ese momento puedes hacer las cosas que Jesús hacía, puedes pensar como Jesús piensa, puedes decidir como Jesús lo hace, puedes vivir en el poder de Jesús cada día de tu vida, empiezas a tener revelación para ver las cosas como Jesús las ve, deseas agradar a Dios en todas las decisiones de tu vida y comienzas a sentir rechazo por el pecado y por todo aquello que a Él le desagrada. Vivir en el Espíritu es vivir bajo el gobierno de Dios y bajo su dirección todo el tiempo. Esta es (o debería ser) la vida normal de cada hijo de Dios, no una rareza sino nuestra experiencia normal de cada día.
  • Él es el Hijo de Dios (vs.34). No entiendo. Jesús, ¿es Dios o es el hijo de Dios? Yo soy hijo de mi papá, pero no soy mi papá, somos diferentes. ¿Y si Jesús es Dios cómo puede ser al mismo tiempo el hijo de Dios? ¿Es Jesús hijo de sí mismo? ¡¡Ayuuudaa!!!!

No es fácil de explicar pero intentémoslo. Jesús es Dios pero asume la función de Hijo, y humanamente hablando se somete a Dios quien asume la función de Padre. Son iguales, son uno, porque Dios es uno, pero asume funciones diferentes: como Hijo, como Padre y como Espíritu Santo.

ACTITUD DE EVANGELISTA
¿Qué sucede al día siguiente? (vs.35-37).
Nuevamente Juan ve a Jesús y da testimonio de él. Habla bien de él, lo califica positivamente y sus palabras impactan de tal manera sobre sus propios discípulos que lo dejan (¡si lo abandonan!) y se van con Jesús.
¡Increíble! Pero me encanta la actitud de Juan el Bautista. No se enoja con sus discípulos, no los reta, no los amenaza, no los sermonea, no les dice nada como “ustedes son mis discípulos y sólo me siguen a mí, me escuchan a mí y hacen lo que yo les digo y cuidadito si me entero que se están yendo a otra parte”. ¡No! No hace nada de esto.
Juan los deja ir porque reconoce que Jesús es mayor que él, que su liderazgo es mayor que el suyo, que sus palabras son mayores que las suyas. No está celoso de Jesús, no se siente amenazado por él. Entiende que sus discípulos no son suyos, no son su propiedad, ellos le pertenecen al Señor, ¡y qué mejor que quieran seguir a Jesús!
No hay rivalidad en el corazón de Juan, no hay competitividad, no hay envidias ni celos ministeriales, no hay reproches a Dios, no hay peleas ni actitudes infantiles. Juan es un tipo maduro. Juan es un hombre de Dios. Juan siempre tuvo en claro su identidad y su propósito.

¿Y qué hace Jesús con ellos? (vs.38-39).
¿Quiénes eran los que habían dejado a Juan para seguir a Jesús? (vs.40).
¿Y qué es lo que inmediatamente hace Andrés? (vs.41-42).
¡Actitud de evangelista! Mira que sencillo que es: Andrés conoce a Jesús, decide seguirlo, lo busca a su hermano Pedro, le habla de Jesús y lo trae para que él también lo conozca y le siga. Simple. Sencillo. Eso es evangelizar. No pierdas tiempo, ve y haz lo mismo.
¿A quién encuentra Jesús al día siguiente? (vs.43).
¿Y qué hace Felipe? (vs.45).
¡Actitud de evangelista! ¡Hizo lo mismo que Andrés! Fue y lo trajo a Natanael, que como era medio duro (vs.46) Jesús mismo tuvo que ablandarlo hablando bien de él (vs.47-51).

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Juan»

Por Edgardo Tosoni

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