Pasaje Clave: Amós 7:1-9.

El capítulo 7 está dividido en dos partes bien diferenciadas. La primer parte (la de hoy) trata sobre 3 visiones que Dios le muestra a Amós con respecto a Israel (el reino del Norte). Las segunda parte, que veremos mañana, trata sobre la acusación que recibe Amós por profetizar en contra de los ricos y poderosos de Israel.
¡¡Comencemos!!

1º VISIÓN: LANGOSTAS
¿Qué le muestra Dios a Amós? (vs.1)
Recuerda que Israel era un pueblo ganadero y agrícola. Ellos vivían de lo que producía la tierra (granos, pastizales, árboles frutales, etc.) y sus animales también consumían lo que producía la tierra. Por lo tanto, lo peor que les podía pasar como nación, era sufrir el ataque voraz y despiadado de una invasión de langostas. Ellas arrasaban con todo a su paso devorando los sembrados y las plantas frutales. Los resultados de estas plagas eran desastrosos: había pérdidas de alimentos, pérdidas de productos derivados de ellos, pérdidas en el intercambio comercial con otras naciones y pérdidas económicas que afectaban a todos. ¡Era la plaga que nadie quería!
El heno tardío era el que cosechaban los sembradores para su propio sustento y beneficio. Sin éste sustento, seguían en la pobreza.
Algunos estudiosos de la Biblia dicen que estas “langostas” no eran langostas de verdad, sino un símbolo de los enemigos que incursionaban en Israel, saqueando, quemando y destruyendo todo a su paso. Otros piensan que “langostas” se refiere a los mismos ricos y poderosos de Israel que “saqueaban” a sus propios hermanos, dejándolos sin nada.
Sean langostas de verdad o saqueadores humanos, ¿cómo reacciona Amós ante esta visión que Dios le mostró? (vs.2)
¡Wooowww! ¡Tremendo! Después veremos en detalle la actitud de Amós.
¿Qué hace Dios ante las palabras de Amós? (vs.3)
Dios “se arrepintió”, “se retractó”. Escuchó al profeta y detuvo su castigo. Dijo “Ok, no lo haré”. ¡Impresionante!

2º VISIÓN: FUEGO
Y ahora, ¿qué le muestra Dios a Amós? (vs.4)
Más destructivo que las langostas, es el fuego. Porque no solo arrasa con los campos y las cosechas, sino también con los animales, las casas y las posesiones de las personas. Para algunos estudiosos, “el fuego” también puede referirse a las extremas sequías y a la falta total de agua.
Sea como sea, es una situación extremadamente dramática con incontables pérdidas.
¿Qué hace Amós ante esta visión que Dios le revela? (vs.5)
¿Y cómo responde Dios? (vs.6)

LA ACTITUD DE AMÓS 1
Ante la crudeza de estas dos visiones, Amós tiene la misma actitud: ora rogándole a Dios que detenga su mano. Amós le pide a Dios que perdone a su pueblo porque ellos son una nación pequeña. Y si son arrasados por langostas, por fuego y sequías, ¿cómo harán para sobrevivir?
Podríamos pensar que Israel, sus gobernantes y sus ricos y poderosos, se merecían sufrir todas esas pérdidas por sus grandes maldades y pecados. Sin embargo, Amós no ora para que Dios los siga castigando.
Amós no ora para que continúe el juicio de Dios sobre aquellos que abusaban y maltrataban a los demás.
Amós no se alegra con la devastación que la nación está experimentando.
Amós no grita: “¡Duro con ellos! ¡Se lo merecen por ser pecadores! ¡Sufran por sus maldades! ¡Ahora sí se arrepentirán pecadores inmundos!”. ¡No!
Amós no hace nada de esto. Amós no ora por juicio sino por misericordia y le suplica a Dios que perdone.
Necesitamos como iglesia tener la misma actitud de Amós. Nuestra sociedad no cambiará por tener políticos creyentes en el senado o en el gobierno, nuestra sociedad cambiará por nuestras oraciones y nuestras acciones de amor, misericordia y perdón que reflejen la gracia infinita de Dios sobre todos aquellos que no lo conocen. No necesitamos predicar juicio, necesitamos predicar y demostrar con nuestras actitudes, amor, gracia y perdón de Dios. Como lo hizo Amós.

3º VISIÓN: LA PLOMADA.
¿Qué le muestra Dios a Amós y qué le revela? (vs.7-9)
La plomada siempre marca una línea perfectamente vertical y recta, por lo tanto, se la usa para detectar aquello que está torcido o fuera de escuadra.
Israel estaba torcido, muy torcido, y no tenían ninguna intención de enderezarse. No había arrepentimiento ni actitudes de cambio. La Palabra de Dios, recta como una plomada, no les interesaba. El perdón y el amor de Dios les daba igual. “No volveré a perdonarlos”, dijo Dios. Muy triste.

Extracto del libro Desafíos PJA Amós

Por Edgardo Tosoni

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