Pasaje clave: 1º Crónicas 16:1-6, 37-43.

 

El arca del pacto acaba de llegar a Jerusalén, la ciudad de David. ¿Qué es lo primero que él decide hacer? (vs.1)

¡Muy bien! Luego de colocarla en la tienda que había preparado para ella David ofrece sacrificios.

Ofrendas de holocaustos. Esto significa que la ofrenda es totalmente quemada y el humo de ella sube delante Dios como un olor agradable (esto tiene un sentido espiritual, Dios no respira humo). Habla de entregarnos totalmente a Dios. Lee más sobre la ofrenda de los holocaustos en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico” Día 14.

Ofrendas de paz. Muy similar a la de los holocaustos, pero mientras que en aquella se lavaban las partes del animal sacrificado y se quemaba todo, en ésta no se lavaba nada y solamente se quemaban algunas partes del animal. No se podían ofrecer aves, y su significado espiritual también es diferente. Habla de estar en paz con Dios. Lee más sobre la ofrenda de paz en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico” Día 16.

¡No dejes de honrar, reconocer, adorar y amar la presencia del Señor! ¡Entrégale a él ofrendas de gratitud, alabanzas y reconocimiento!

¿Qué es lo 2º que hace David luego de ofrecer los sacrificios? (vs.2)

¡Exacto! Bendice al pueblo. Crónicas no nos dice nada acerca de la bendición que David soltó para ellos. No sabemos con qué palabras los bendijo, pero lo importante es que lo hizo.

“Bendecir” significa “decir bien de alguien”. Cuando bendecimos a Dios, ese “decir bien” es adoración, alabanza y reconocimiento de su majestad, pero cuando bendecimos a las personas, ese “decir bien” significa calificarlas positivamente, validarlas, darles valor con las palabras.

  • Las palabras que bendicen, sanan.
  • Las palabras que bendicen, alientan y motivan.
  • Las palabras que bendicen, fortalecen la autoestima.
  • Las palabras que bendicen, señalan y destacan lo mejor de las personas.
  • Las palabras que bendicen, dan valor.

¿Cómo son tus palabras? ¿Eres de los que alaban a Dios en la iglesia pero insultan a todo el mundo en la calle o en la casa?

¿Honras a Dios pero desprecias a determinadas personas? ¿Acaricias con tus palabras o golpeas con ellas?

¿Usas tus palabras para ganar confrontaciones o para bendecir personas? ¿Levantas o hundes a los demás con tus palabras?

¿Las usas para juzgar y condenar o para sanar y restaurar?

¿Cuál es la 3º decisión que toma David? ¿Qué hace? (vs.3)

¡Esto es pura generosidad! Pan, tortas y carne para todo el mundo. La fiesta era de todo el pueblo y no sólo de unos pocos privilegiados. Todos serían bendecidos con la presencia de Dios, todos podían tener acceso a su presencia mediante la ministración de los sacerdotes y levitas escogidos. La presencia de Dios es para todos aquellos que están dispuestos a pagar el precio de buscarla cada día de sus vidas, de amarla y de honrarla con todo su corazón. ¿Eres uno de ellos?

¿Cuál es la 4º decisión tomada por David? (vs.4-6, 37-42)

Estableció delante del arca ministros (sacerdotes y levitas) para que:

Recordasen. (“Zakar” en hebreo). “Recordar, pensar, mencionar, guardar en la mente” para comunicarlo. Ellos tendrían la tarea de recordarle al pueblo las promesas, los pactos y las maravillas de Dios.

Confesasen. (“Yadah” en hebreo). “Confesar, alabar con las manos extendidas, dar gracias”. Los ministros escogidos por David guiarían al pueblo a la confesión de sus pecados, a la gratitud a Dios por su misericordia y perdón y a la alabanza porque él es magnífico y digno de ser adorado.

Loasen. (“Halal” en hebreo). “Alabar, glorificar, celebrar, cantar”. La música, el canto y la alabanza no podían faltar, día tras día, para exaltar la preciosa presencia del Señor.

Ministrasen. (“Sharat” en hebreo). “Atender, servir, ministrar”. En este capítulo se aplica al alto privilegio de servir en las cosas santas de Dios. Cada día los sacerdotes y levitas, ofrecerían sacrificios, holocaustos y todo tipo de ofrendas, tal como Dios lo había establecido.

Finalmente, ¿cuál es la última decisión tomada por David? (vs.43)

Qué bueno es servir al Señor y hacer cosas para él, qué bueno es ministrar en la iglesia, pero de qué sirve si no bendices tu propia casa, si no bendices a tu propia familia, si no tienes tiempo para que tú y los tuyos busquen a Dios.

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: 1º Crónicas”

Por Edgardo Tosoni

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