Pasaje Clave: Marcos 3:1-19

MUCHOS SANADOS…

¿En qué lugar se vuelve a producir otro milagro? (vs.1).

Recuerda que tiempo atrás, en la misma sinagoga, Jesús había liberado a un endemoniado.

Ahora, un hombre con una mano seca sería sanado. Pero al igual que hambrientos leones detrás de su presa, los líderes religiosos “acechaban” a Jesús. ¿Para qué? (vs.2).

Detengámonos aquí por un momento.

Aquellos religiosos celosos, legalistas incrédulos, buscaban “algo”, lo que fuese, para acusar a Jesús. Y al hacerlo, actuaban en sintonía con el espíritu satánico.

Mira Apocalipsis 12:10. ¿Quién es el Gran Acusador?

¿Entiendes? El diablo no es sólo tu mayor enemigo, sino también tu más grande acusador.

“¡¡Yo lo vi, yo lo vi!!! ¡¡Él lo hizo!! ¡¡Fue él!!”

“¡Yo lo vi masturbándose!”

“¡Yo la escuche chismeando y hablando mal de su amiga!”

“¡Yo los vi en la cama acariciándose!”

“¡Yo los escuché quejándose de su líder y hablando mal de él!”

“¡Yo la vi enojarse y reaccionar mal!”

“¡Yo sé lo que mira en Internet cuando está solo!”

“¡¿Sabías que hace dos semanas que no ora y no lee la Palabra?! ¡¿Qué clase de hijo de Dios es?!”

“¡¿Sabías que se lleva mal con sus padres y vive discutiendo con ellos?! ¡Yo sí lo sé!”

Escúchalo a tu enemigo acusándote delante de Dios, y acusándote a ti mismo en tu propia conciencia. Satanás es un experto de la acusación, como aquellos líderes religiosos. Pero Jesús es un experto en no prestarle atención a Satanás, y mucho menos dejarse influenciar por sus acusaciones. Y aunque muchas de sus acusaciones ¡sean ciertas! la realidad es que la sangre del Señor Jesucristo te limpia de todo pecado.

Y esa es la razón por la cual el Señor Jesús lo ignora y no le da lugar a sus acusaciones. Por lo tanto, si pecaste, no te demores días o semanas en confesárselo al Señor porque Satanás te tirará con todos sus misiles de acusaciones y dudas y te sentirás súper culpable.

Confiésalo rápido. Hazlo pronto. La sangre del Señor Jesús te limpia de todo pecado.

Confesar inmediatamente tus pecados te traerá libertad, perdón y paz. Y toda acusación del maligno será ignorada y no tendrá lugar. ¿Qué estás esperando?

Volvamos al relato de Marcos. ¿Cómo reacciona Jesús?

Los desafía. Le pide al enfermo que se pare (vs.3).

Los confronta. “¿Es correcto hacer el bien…, salvar la vida?” (vs.4).

Silencia sus acusaciones. “Ellos callaban” (vs.4).

Los mira con dolor y enojo por lo duro que eran (vs.5).

Los sorprende con su poder. “La mano le fue restaurada sana” (vs.5).

Así es Jesús.

El que desenmascara y desafía a nuestros enemigos.

El que cierra la boca de Satanás y silencia todas sus acusaciones.

El que nos sorprende con su poder.

El que perdona todos nuestros pecados.

El que nos dice: ¡Levántate! Porque hoy es el día de tu bendición y todos verán lo que haré en tu vida. Hoy restauro tu vida seca.

Luego de esto, y seguido por una enorme multitud, ¿qué hizo Jesús? (vs.7-8).

A su paso, plagas y demonios retroceden delante de él (vs.10-11). ¡Eso es autoridad!

Autoridad no es un título ni un cargo que alguien te da, autoridad es la presencia del Espíritu de Dios fluyendo en tu vida.

…Y 12 ESCOGIDOS.

¿A dónde sube Jesús y qué hace? (vs.13).

Escoge a 12 discípulos, ¿para qué? (vs.14-15).

¡Para trabajar! ¡Para servir! ¡Para bendecir a otros! El ministerio no es para competir, es para servir.

¿A quiénes escoge? (vs.16-19).

Lee más sobre el trabajo de los 12 discípulos en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo”. Día 13.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Marcos»

Por Edgardo Tosoni

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