Pasaje Clave: Juan 13
Desde este capítulo 13 y hasta el 17 inclusive Jesús habla en privado con sus discípulos y les baja megas y megas de revelación celestial.
¡A LAVARSE LOS PIES!
¿Qué era lo que sabía Jesús y qué se determinó a hacer? (vs.1).
El amor es una decisión, eliges amar. Y eso fue lo que hizo Jesús: eligió amarnos hasta el fin. Él nos amará siempre y es imposible que deje de hacerlo porque es su elección.
¿Qué hace Jesús mientras cenaban? (vs.2-5).
¡Le lava los pies a sus discípulos! ¡No eran piececitos de bebes! Eran pies sucios, transpirados y malolientes (nadie usaba zapatillas en esa época y la mayoría de los caminos eran de tierra, con lo cual era imposible no ensuciarse), y además esa tarea le correspondía realizarla a los siervos, no era un trabajo para Jesús. Por eso Pedro se sorprende y no quiere que Jesús, el Señor Jesús, le lave sus callosos y olorosos pies (vs.6 y 8).
¿Pero qué le responde Jesús? (vs.7-8).
Pedro se va al otro extremo y quiere que Jesús le haga un baño total y completo ¡con espuma incluida! (vs.9), pero la respuesta de Jesús es terminante (vs.10-11).
Tratemos de entender. Jesús está utilizando la muy, muy común práctica de aquella época de lavarse los pies para enseñarles varias cosas importantes.
Si ya estas limpio por adentro, si tu vida está limpia delante de Dios, sólo necesitas que él te limpie los errores, debilidades o pecados de cada día (es como si se te ensuciaran los pies). Por lo tanto, es a la actitud del corazón a la que Jesús se está refiriendo. La traición ensucia, la deslealtad, la mentira, el soborno ensucian. Judas estaba sucio de todo eso, ¡aunque sus pies también fueron lavados por Jesús!
¿Qué otra enseñanza les da Jesús en relación al lavamiento de los pies? (vs.12-17).
Jesús deja bien en claro que él es el Maestro y el Señor (soberano absoluto y dueño de todo y todos), por lo tanto, si él que es el Señor tuvo la actitud humilde de un siervo y le lavó los pies a sus propios discípulos, ellos (¡y nosotros!) tenemos que seguir su ejemplo.
No hay excusas. Si Jesús lo hizo y si él es tu Señor, ¡hazlo tú también! Sé humilde y sirve a los demás. Eres bienaventurado (feliz, exitoso) por hacer lo que Jesús hizo.
¿Qué les anticipa Jesús? (vs.18-20).
¡Y nuevamente una de sus expresiones favoritas: “Yo soy”!
DENUNCIANDO AL TRAIDOR
En los próximos versículos Jesús denuncia al traidor. No lo hace agresivamente. No dice: “¡Judas, eres un asqueroso traidor, una rata mentirosa!”. No. Pero el mensaje que le envía es muy claro. Mira los vs.21 al 26.
¿Qué sucede luego con Judas? (vs.27).
¡Esto es tremendo! ¡El diablo entra en él! No es una broma. No es actividad paranormal. Es pura realidad. Pero Judas llega a este punto extremo en su vida desde mucho antes, cuando él mismo permitió que Satanás pusiera en su corazón entregar a Jesús (vs.2).
Con esto queda claro que Judas nunca fue oveja de Jesús (¿Recuerdas lo que hablamos los días 17 y 18?).
Su corazón nunca cambió, nunca le entregó su vida realmente al Señor. Estaba con los demás hijos de Dios, comía con ellos, jugaba, se divertía, participaba, escuchaba, pero nunca le entregó su corazón y su vida a Jesús. Iba a los campamentos, estaba en los picnics, no faltaba a las reuniones juveniles, e incluso participó del ministerio de “administración de ofrendas y diezmos”, pero nunca fue un hijo de Dios, nunca se convirtió realmente.
Y como en muchas otras oportunidades el resto de los discípulos no entendía nada de nada (vs.28-29).
DESPEDIDA ANTICIPADA
El Hijo es glorificado y el Padre también lo es. Todo, incluso una experiencia tan terrible como la que Jesús tendría que pasar, es para que Dios sea glorificado (vs.31-32).
Luego la despedida y la orden de amarse unos a otros para que los demás conozcan que son sus discípulos (vs.33-35).
Y finalmente unas palabras para el arrebatado Pedro (vs.36-38).
¡Qué feo que te digan algo así! Pero no sólo era verdad, sino que Jesús lo decía muy en serio.
Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Juan»
Por Edgardo Tosoni
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