Pasaje Clave: Amós 9:11-15.

¡¡FELICITACIONES por haber llegado a los últimos versículos del libro de Amós!! ¡¡Prepárate porque se vienen grandes cosas!!
¡Y sí! No importa cuántas cosas malas hayamos vivido y cuántas situaciones difíciles hayamos tenido que pasar (algunas, o muchas de ellas, por nuestros propios pecados y nuestras malas decisiones), ¡en Dios siempre habrá nuevas oportunidades! ¡Siempre habrá una puerta de restauración abierta!

VIENEN DÍAS, MUY, MUY BUENOS
El libro de Amós termina con una promesa de restauración y de salvación para los israelitas. Porque en medio del juicio y de la justicia de Dios, vuelve a surgir su tremendo amor y su gran misericordia.
Juicio y amor. Justicia y misericordia. Todo el libro del profeta Amós nos enseñó esto. Ellos pecaron, fueron rebeldes y vivieron llenos de maldades. Y por sus malas decisiones y sus corrompidos líderes, Dios los hizo caer y soltó juicio sobre toda la nación. Fueron llevados en cautiverio, esclavizados y maltratados, y ellos, que lo tuvieron todo, lo perdieron todo hasta no quedarles absolutamente nada. Y desde allí, desde su más profunda humillación y pérdida, Dios les vuelve a mostrar su gran amor.
Y ahora, al finalizar el libro, Amós profetiza sobre la misericordia de Dios para su pueblo Israel.

La promesa de Dios, en estos últimos versículos, incluye:

  • La restauración de la dinastía del rey David (vs.11).
  • La expansión de su territorio (vs.12).
  • Una tierra fértil y productiva (vs.13).
  • El regreso del exilio y la recuperación de la tierra prometida (vs.14).
  • La permanencia, para siempre, en su tierra (vs.15).

Veamos cada uno de estos puntos y qué podemos aprender de ellos (aunque no seamos israelitas).

UN LINAJE RESTAURADO
¿Qué hará Dios con el linaje de David y con su casa? (vs.11)
Históricamente hablando, la casa de David, cayó cuando la nación de Israel quedó dividida en dos: el reino del sur (Judá) por un lado y el reino del norte (Israel) por el otro. Ambos con sus propios territorios y reyes. Y aunque Judá mantuvo una actitud de obediencia a Dios en la mayoría de sus reyes, también fue llevada en cautiverio porque no todos vivieron correctamente. Y esa fue la caída de la casa de David.
Puedes leer más acerca de todo esto en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: 1º Reyes, 2º Reyes y 2º Crónicas”.
“En aquel día” la casa de David y su gloria serán restauradas. Obviamente no se refiere a un palacio de material ni a un reino humano, sino a su linaje, a su descendencia. Esta profecía se extiende miles de años en el futuro hasta el día en el que el Señor Jesús vuelva a buscarnos y él, como descendiente del linaje de David y como Señor de señores y Rey de reyes, tome el dominio absoluto de todas las cosas. Ese día llegará.
“En aquel día”… ¿Sabes qué significa? Que para ti y para mí, viene el día de una nueva oportunidad. Viene el día de un nuevo comienzo. Viene el día en el que el dolor quedará atrás como un lejano recuerdo. Viene el día en el que volverás a reír y a disfrutar tiempos de tranquilidad. Viene el día en el que dejarás de llorar por lo que perdiste y nuevamente sonreirás. Viene el día, dice el Señor, en el que tu vida y tu casa serán restauradas, establecidas y bendecidas y nada te faltará. Aquel día viene… Podrá demorarse horas, semanas o años, no lo sé, pero Dios traerá sobre tu vida y sobre tu casa el cumplimiento de cada una de sus palabras. Ese día llegará.

UN TERRITORIO CONQUISTADO Y PRODUCTIVO
¿Qué les promete Dios? (vs.12-13)
¡Exacto! Expansión, conquista y productividad.
¿Qué nuevos “territorios” tienes que conquistar y poseer?
Tal vez el “territorio” de finalizar tus estudios inconclusos. Tal vez el “territorio” de un nuevo emprendimiento. O tal vez el “territorio” de una pareja y una familia. O un ministerio, o un libro a publicar, o un disco a grabar…
¿Qué es lo que aún tienes que conquistar y poseer?
¿En qué áreas de tu vida tienes que volverte más excelente y productivo?

UN REGRESO PARA SIEMPRE
Y finalmente, ¿qué palabra de restauración les da Dios? (vs.14-15)
¡Guaaaauuu! ¡Es preciso!
Sí, ya lo sé. Es una promesa para Israel, pero… ¿quién dijo que no puedo tomarla para mí y para mi familia y para mi descendencia? ¡Es una promesa de Dios! Reemplaza “pueblo de Israel” por tu nombre y apellido. Y ahora declara en fe esos dos versículos para tu vida y tu casa… Y Dios lo hará…

Extracto del libro Desafíos PJA Amós

Por Edgardo Tosoni

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