Cuenta la Palabra en Juan 11, que había un hombre llamado Lázaro que se encontraba muy enfermo. Tenía dos hermanas, Marta y María, que ante la desesperación acudieron a Jesús enviándole un mensaje y contándole lo que estaba sucediendo, le pidieron que venga a sanar a su hermano. Pero Jesús se quedó dos días más donde estaba hasta que accedió ir a Judea donde se encontraban las hermanas.
Cuando llegó, le comunicaron que Lázaro hacía ya 4 días que había muerto. Cuando Marta y María se enteraron de la llegada de Jesús fueron a su encuentro. Y Marta le dice: “Señor, si tan solo hubieras llegado antes, mi hermano no habría muerto” (vs.21), a lo que Jesús le responde: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá. ¿Lo crees, Marta?”. “Sí, Señor, le dijo ella. Siempre he creído que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que ha venido de Dios al mundo” (vs.25-27).
Dicho esto, Jesús se dirige hasta el lugar donde sepultaron a Lázaro y al llegar pide que corran la piedra de la tumba, a lo que Marta protesta diciendo: “Señor, hace cuatro días que murió. Debe haber un olor espantoso». Y Jesús respondió: “¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?” (vs.38-40).
Entonces Jesús ora al Padre y le dice al muerto “¡Lázaro, sal de ahí!” y Lázaro se levantó (vs.43-44).
Dios, en ocasiones, no quiere que tengamos una transición simple, él quiere manifestar su gloria en medio del proceso, y revelar su verdadero carácter. Poné en tu cabeza el ejemplo que quieras, la circunstancia «X» por la que estés pasando, ese conflicto interior o exterior que te pesa.
Y déjame decirte lo siguiente: Cuando Dios te lleva a los extremos, cuando estas cansado de pelearla solo y lo único que deseas es un abrazo de Dios, cerrar tus ojos con el deseo de que todo tu entorno te deje de abrumar, son esos los momentos en los que conoces los detalles del rostro de Dios. Y cuando te encontras con su presencia, te aseguro, todo deja de ser igual.
¿Y por qué te hablo de la historia de Lázaro? Sencillo, cualquiera en ese lugar podría haber esperado o pedido que Jesús lo sane como había hecho con muchos otros, sin embargo, lo que Jesús quería era que Lázaro recibiera una resurrección.
A veces, Dios deja que las cosas mueran, que los problemas parezcan insolucionables, pero cuando la puerta se ve más cerrada y el camino parece cada vez más angosto y difícil de transitar, entendemos que la iglesia que ora, sabe que es momento de perseverar, que aunque el panorama se vea oscuro y el diablo piense que está ganando la batalla, nosotros los hijos de Dios, perseveramos en oración, en búsqueda, en intimidad, en ayuno.
Y déjame leerte lo que dice en Lucas 4:19: “Ha llegado el tiempo del favor del Señor”. Vas a ser protagonista del favor de Dios en este año de Gobierno e Influencia, y testigo de sus promesas cumplidas.
Por Diana Tosoni
Síguela en Twitter: @dian_tosoni