Pasaje clave: Salmos 103

¿Sabías que la desilusión, la depresión y el desaliento son parte de la vida? Tal vez te encuentres en alguna situación familiar que te tiene preocupado. O estás atravesando un tiempo de enfermedad y recuperación y te frustra no poder hacer lo que el resto de tus amigos hacen. O quizás, estás en medio de una desilusión amorosa porque la persona que te gusta sale con tu mejor amiga/o. Cuando las cosas se complican en la vida y las frustraciones comienzan a acumularse, es fácil mirarse a uno mismo con lástima y sentir autocompasión.

La autocompasión (sentir lástima de ti mismo, sentirte víctima de las circunstancias, sentir que todos están en contra tuyo, preguntarte diariamente, “¿por qué me pasa esto a mí?”) no es una forma constructiva para encarar los problemas de la vida. De hecho, es una conducta negativa y fatalista. La autocompasión te paraliza, haciéndote sentir que no puedes hacer nada para cambiar tu realidad.

Cuando sientes autocompasión de ti mismo, en realidad no puedes ver que es tu actitud (de víctima, de lástima) la que te impide mejorar y buscar la solución adecuada, y no las circunstancias ni la gente que te rodea.

La diferencia entre los que se auto compadecen y los que no, es que los primeros se dedican a ver todo lo malo que les ha pasado y que no han podido evitar o solucionar, mientras que los segundos se enfocan en lo que quieren lograr y se esfuerzan por buscar soluciones.

Los primeros se atan al pasado, los segundos miran hacia el futuro.

Los primeros tienen una actitud de derrota, mientras que los segundos se determinan a cambiar su realidad.

Los primeros se encierran en sus habitaciones, ponen la música al palo (a todo volúmen) y culpan a medio mundo, mientras que los segundos se hacen responsables por su vida y se enfocan en aquellas cosas que pueden mejorar y corregir.

Si quieres un cambio real, comienza cambiando tu actitud. Deja de concentrarte en ti mismo y en tus problemas y enfócate en Dios y sus soluciones.

  • El Salmo 103 te da un montón de razones para que cambies tu actitud de dar lástima por una actitud de gratitud y gozo. Agradécele a Dios por lo que Él es y por lo que ha hecho por ti. Bendícelo.
  • Enfócate en los aspectos positivos de la vida, en las bendiciones que has recibido, en las personas que te aman y se preocupan por ti, en lo poco o mucho que tienes, y bendice a Dios por todo eso.
  • Establécete algunas metas: ¿Qué quieres lograr? ¿En qué quieres mejorar?
  • ¡Y esfuérzate por alcanzarlo!

 Tal vez no puedas solucionar inmediatamente todos los problemas en tu vida, pero cambiar de actitud y confiar en el poder y el amor de Dios, te ayudará a empezar a ver las cosas de manera distinta.

Piénsalo.

Cuando tengas la tendencia a sentir lástima de ti mismo:

1. Vuelve a leer el Salmos 103, en voz alta, como una oración a Dios.

2. Haz una lista de 10 cosas positivas en tu vida y agradécele a Dios por cada una de ellas. Y por su bondad.

Por Edgardo Tosoni

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