Luego echaron suertes y la elección recayó en Matías; así que él fue reco­nocido junto con los once apóstoles. (Hechos 1:26).

Hoy deseo que el Niño de Belén sea la estrella que guíe cada uno de tus días. Por eso, creo que el mejor versículo para este momento del mes de diciembre es el de Juan 3:16. Es un versículo «mayor»: “Porque tanto amó (el mayor sentimiento) Dios (el mayor amante) al mundo (la mayor cantidad de personas), que dio a su Hijo unigénito (el mayor regalo), para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Los regalos que tal vez recibimos hoy son importantes, pero no por su valor, sino per quiénes nos los regalan. Recuerdo cuando mi hija tenía cuatro años y me regaló un papel escrito, con una caligrafía sinceramente extraña que decía: “¡Te amo!”. El valor de ese papel rayado era nulo, para mí fue profundamente importante. Todavía lo guardo.

El nombre “Matías’’ significa “regalo de Dios»; quizás envuelto en un papel no tan brillante ni tan caro como el de otros discípulos, pero con la misma im­portancia. Es el discípulo que te enseña que el Cielo no se deja impresionar por papeles coloridos, sino que solo desea corazones dispuestos.

Cuando la Biblia dice que «echaron suertes» para elegirlo, no significa que tiraron los dados para ver qué pasaba. Era la forma de votación en la época. Pie­dra blanca, colocada por un votante, voto positivo; piedra negra, voto negativo.

La tradición dice que Matías era uno de los setenta discípulos que Jesús envió en viaje misionero durante su ministerio terrenal. Cuando Pedro expone las características de quien debería ser el reemplazante de Judas, dice: “Es preciso que se una a nosotros un testigo de la resurrección, uno de los que nos acompañaban todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, desde que Juan bautizaba hasta el día en que Jesús fue llevado de entre nosotros”.

Si eligieron a Matías, es porque él cumplía con todos esos requisitos. Matías fue un discípulo que no desistió de Cristo, por más que no fuese elegido para ser de los Doce.

Tú puedes ser como Matías: “un regalo divino». Tal vez discreto, casi anónimo, pero fiel.

Extracto del libro 365 Vidas

Por Milton Bentancor

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