Pasaje Clave: Amós 3.

El capítulo de hoy comienza con un llamado a “oír” (vs.1). ¡Escuchen! ¡Oigan! ¡Abran sus oídos! ¡Presten atención a la Palabra de Dios!
En realidad, Dios les está diciendo: “dejen de hacerse los distraídos”… “dejen de clavarme el visto como si yo no existiera”.
¿Escuchas a tus padres cuando te hablan?
¿Escuchas a Dios cuando te habla directo a tu cabeza, o cuando te habla por medio de otras personas, o a través de las cosas que te suceden?
El gran problema del reino del Norte, además de todos los gravísimos problemas que vimos ayer, era su pésima actitud para la escucha. Tenían “sordera” selectiva, o sea, escuchaban solo lo que a ellos les interesaba escuchar. Y, claramente, no tenían ningún interés en escuchar a Dios.

LA ACTITUD DE DIOS 2
Entonces, ¿qué les dice Dios a los habitantes de Israel? (vs.2)
Primero les dice algo importantísimo: ustedes fueron los únicos a quienes yo escogí de entre todas las naciones de la tierra. ¡Woooowww!
¿Entiendes? ¡Fueron exclusivamente elegidos por Dios para ser su pueblo!
Hay lugares super exclusivos a los que tú y yo jamás podremos entrar porque están reservados exclusivamente para los MUY ricos y poderosos. Sin embargo, ¡Dios te eligió a ti y a mi como sus hijos! y esto nos hace exclusivos, únicos y con acceso ilimitado a la misma presencia de Dios. Nuestro destino es el cielo, y el acceso a una tierra renovada, cuando Jesús vuelva a buscarnos. Un destino EXCLUSIVO para nosotros, sus hijos, sus escogidos y amados. Un destino al que muchísimos ricos y poderosos jamás podrán acceder. ¡Somos privilegiados! ¡Somos de primera!
No te bajonees por tu situación actual. Esfuérzate por mejorar, pero teniendo siempre en mente que tienes destino de cielo y de gloria. No eres de cuarta.
Así era el pueblo de Israel… sin embargo no les importó y escogieron ser y vivir como las demás naciones paganas… sin Dios. Abortaron su destino.

Entonces, ¿de qué manera les habla Dios? (vs.3-8)
Esto es genial. Les formula cinco preguntas retóricas. Esto significa que no son preguntas para responder “tipo examen”, sino que son preguntas para pensar y reflexionar. Veamos solamente la primera y la última. Te dejo las restantes para que las pienses tú.

Primera pregunta retórica (vs.3). Tú quieres salir a correr y tu amigo quiere ir a comer pizzas. Si no se ponen de acuerdo, o alguno cambia su decisión, será imposible ir juntos. Cada uno irá por su lado.
Dios quiere que seas santo, tú quieres vivir pecando. ¿Podrán andar juntos?
Dios quiere relacionarse contigo, tú ni ganas tienes de orar, leer la Palabra y congregar. ¿Podrán andar juntos?
Esto no significa que Dios dejará de amarte (eres exclusivo para Él, ¿recuerdas?), solo significa que te irás alejando cada vez más de su amor.

Última pregunta retórica (vs.7-8). ¡Ruge el león y todos tiemblan de miedo! ¡Habla el Señor y hay palabras! Palabras proféticas, de enseñanza, de consuelo, de orientación, palabras que activan nuestra fe y nos dan claridad para tomar decisiones correctas. Dios nos revelará todo lo que necesitemos saber si estamos dispuestos a escuchar.

Pero… pero… pero… Israel no tenía ningún interés en escuchar…

LA SENTENCIA DE DIOS 2
¿Qué les recuerda Dios brevemente? (vs.9-10)
Samaria era la capital de Israel. Asdod era una de las ciudades paganas de los filisteos. Irónicamente el profeta Amós “invita” a los filisteos a que vengan a ver las grandes maldades y violencias que se cometen en Israel, ¡el pueblo escogido exclusivamente por Dios!
¿Entiendes? Es como si adentro de las iglesias, los creyentes en Jesús, hijos amados de Dios, fuéramos violentos, abusadores, corruptos, mentirosos, tramposos, infieles, y tuviéramos sexo entre todos nosotros. ¿Cómo nos mirarían los de “afuera” que no conocen a Jesús? ¿Qué dirían o pensarían de nosotros que somos los “exclusivos” hijos de Dios?
Aunque no lo creas, Israel se había vuelto peor que todos sus enemigos que no conocían a Dios.

¿Qué sentencia establece Dios sobre los habitantes de Samaria? (vs.11-15)
Sus fortalezas serán destruidas, serán invadidos y saqueados (vs.11).
Sus posesiones serán destruidas y solo quedarán restos de ellas (vs.12).
Los altares y los lugares idolátricos serán quebrados (vs.14).
Los palacios, las casas y las mansiones serán hechas polvo (vs.15).
¿Qué piensas de esta sentencia de Dios? ¿Es excesiva? ¿Es justa?
¿Qué piensas del trato de Dios con tu propia vida? ¿Piensas que todo lo que te sucede es “pura casualidad”, o es Dios hablándote para que lo escuches?

Extracto del libro Desafíos PJA Amós

Por Edgardo Tosoni

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