Pasaje clave: Mateo 5:13-16.
¿Con qué nos compara Jesús? (vs.13).
¿Y para qué sirve la sal? Básicamente para dos cosas: para dar gusto y para conservar alimentos evitando la putrefacción.
¿Cómo es la sociedad en la que vivimos? En términos generales es corrupta, inmoral y rechaza a Dios: homosexualidad, aborto, drogadicción, abusos, violencia, maldad, etc., son señales de una sociedad que empeora en lugar de mejorar. Pero tú y yo somos como la sal: estamos para neutralizar la corrupción y la maldad con la verdad de Jesús.
Pero la sal puede perder su capacidad de salar. ¿Y cuándo sucede esto? Cuando ella misma se contamina con otras sustancias. Cuando permites que el estilo de vida mundano te contamine o cuando toleras el pecado en tu propia vida, cuando crees la mentira en vez de la verdad, pierdes la capacidad de influir positivamente sobre otros, pierdes el gusto de ser un hijo de Dios, ¿y para qué sirves entonces?
¿Con qué nos compara Jesús? (vs.14-16).
¿Y para qué sirve la luz? Básicamente para iluminar y disipar la oscuridad. La luz nos permite ver las cosas tal como son. Y recuerda esto: sólo hay oscuridad cuando no hay luz.
Ser luz es creer la verdad. Ser luz es vivir la verdad. ¿Pero, qué verdad? ¿Mi verdad? ¿La verdad de algún grupo religioso? ¿La verdad de la ciencia? No. La verdad de Dios. La verdad que Él nos reveló en su Palabra. La verdad de su amor, la verdad de su perdón para todo aquel que cree, la verdad de la vida nueva que Él ofrece.
¿Cuándo eres luz? Cuando enfrentas la mentira con la verdad.
¿Cuándo eres luz? Cuando le muestras a alguien la verdad de Dios.
Pero la luz puede dejar de alumbrar. ¿Y cuándo sucede esto? Cuando se oculta, cuando se esconde o cuando se apaga. Cuando por miedo o vergüenza escondes lo que eres en Cristo.
Cuando la mentira te contamina, la crees y vives engañándote a ti mismo, ¿a quién alumbras?
Ilumina con tus palabras. Ilumina con tus decisiones. Ilumina con tus actitudes. Sólo hay oscuridad cuando no hay luz. Y tú eres luz.
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo”
Por Edgardo Tosoni