Pasaje Clave: Marcos 6:1-29
Jesús regresa a Nazaret, a su tierra natal. Recuerda que aunque él nació en Belén, se crió y creció en la ciudad de Nazaret, en la región de Galilea. Sin embargo, a pesar de ser su propia ciudad, algo llamativo sucede.
Lee atentamente los vs.2 y 3, ¿qué decían las personas acerca de Jesús?
¡Por un lado estaban admirados de la sabiduría de Jesús, pero por otro lado se escandalizaban de él!
¡Qué gente contradictoria!
Se admiraban de cómo les hablaba, de cómo enseñaba la Palabra de Dios, de la sabiduría que fluía de su boca, sin embargo también se escandalizaban de que ese mismo Jesús ¡era hijo de un carpintero, su madre era María, y sus hermanos eran los muchachos del barrio que todos conocían! (En los pueblos o las pequeñas ciudades, todos conocen a todos).
Imaginemos por un momento que tú y yo estamos en esa sinagoga y escuchamos los comentarios y las críticas de los oyentes:
“¿Es posible que el hijo del carpintero, ¡el hijo del carpintero!, hable así?”
“¿No es este Jesús el hijo de María? Dicen que se embarazó de soltera y no se sabe quién es el padre”.
“En realidad no es el hijo del carpintero, fue adoptado. Vaya a saber uno en qué anduvo metida esa mosquita muerta de María”.
“Mis hijos fueron al colegio con Jacobo y José, los hermanos de Jesús. Todos recibieron la misma educación, y mira que mis hijos son brillantes, pero Jesús, la verdad, me sorprende. ¡Qué lindo habla! ¡Qué bien se expresa!”
“Dicen que enseña en la sinagoga desde los 12 años. ¡Qué exagerados!”
“No sé a qué vine. Qué hago escuchando a un carpintero, por Dios. Estamos todos locos, que predique el sacerdote”.
“Ay Jesús, Jesús. Debería dedicarte a las maderas y dejar que enseñen los que saben y que además estudiaron para eso. En fin, qué mundo generoso”.
Opiniones, comentarios, críticas, asombros y prejuicios. Admiración y escándalo, y un desenlace realmente sorpresivo.
Mira lo que les responde Jesús en el vs.4: “En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus familiares y en su propia casa”.
¡Qué locura! ¡Es Jesús el que enseña, el que sana, el que resucita muertos, el que perdona pecados! Sin embargo nadie lo honra, nadie lo reconoce, al contrario, lo critican, lo juzgan… Sí, se admiran, pero es mayor la incomodidad que sienten. Se asombran pero están molestos.
¿Admirar a un carpintero?
¿Reconocer a alguien que fue dudosamente gestado?
¿Honrar a un hombre común y corriente?
Están incomodos. Están molestos.
El desenlace de esta historia se refleja claramente en los versículos 5 y 6.
¿Cuántos milagros pudo hacer Jesús?
¿Y qué era aquello que a él lo asombraba tanto?
La incredulidad.
Jesús ve más allá de sus rostros tensos y de sus actitudes incómodas. Jesús observa los corazones, y salvo unas poquísimas excepciones, él sólo ve incredulidad en ellos. No pudo hacer ningún milagro.
Una pared infranqueable de fría incredulidad se había levantado entre ellos y Jesús.
Ayer aprendiste que los milagros sólo se producen en un ambiente de fe. Donde no hay fe no hay milagros. Sin fe no hay sanidades. Sin fe no hay perdón de pecados. Sin fe nunca verás el poder y la gloria de Dios.
La fe es tu decisión de creerle a Dios. No es un tema de las emociones, no se trata de sentimientos. Es una decisión aunque tengas todo en contra.
Eliges creer aunque tengas todo en contra. Eliges creer aún por encima de las peores noticias. Entonces, cuando crees, aunque sientas lo contrario, le das permiso a Dios para actuar. Lo autorizas a sorprenderte. Rompes con la incredulidad.
Lee los vs.7 al 13. ¿A quiénes comisiona Jesús? ¿Para qué tarea? ¿Y qué instrucciones les da?
Lee todo lo relacionado con esta historia en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo”. Día 13.
Los vs. 14 al 29 narran un hecho muy doloroso: la muerte de Juan el Bautista. Entérate de todo lo sucedido en “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Mateo” Día 19.
Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Marcos»
Por Edgardo Tosoni
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