Pasaje Clave: Esdras 6

(Aclaración: El capítulo 6 es la continuación directa del 5. De hecho, ambos capítulos deberían ser uno solo pues narran la misma historia. Sin embargo a alguien se le ocurrió la tonta y desacertada idea de meterle un tijerazo y dividir la misma historia en dos capítulo… En fin… Sin comentarios).

Darío I reinó desde el 522 al 485 A.C. Este relato sucede en el año 520 A.C. (Mira la Cronología de los Reyes de las páginas 32 y 33 para tener una idea más clara de la sucesión de los reyes).
Recuerda cómo terminó el capítulo 5:17. ¿Qué le piden específicamente los líderes judíos al rey Darío I?
Los líderes judíos estaban informados. Ellos tenían conocimiento de que había un decreto (una ley) de Ciro que los avalaba en su decisión de reedificar la Casa de Dios. ¿Y qué hacen los líderes? Recurren a esa ley que los amparaba. ¿Entiendes? Espiritualmente hablando la Palabra de Dios les despertó nuevamente el espíritu y les recordó el propósito que tenían. Humanamente hablando ellos recurren a un decreto real que los habilitaba a seguir construyendo el Templo.
¡Así tenemos que actuar los hijos de Dios ante los ataques sociales, culturales e ideológicos: con la Palabra de Dios y con las leyes humanas.
Hay leyes que nos amparan, que nos protegen, que nos defienden, que nos habilitan a vivir nuestra fe y a que ésta sea respetada. ¡Tenemos que conocer esas leyes y utilizarlas a nuestro favor! ¡Dios nos respalda!
Por ejemplo. En muchos países de Latinoamérica hay una movida muy, muy grande de la ideología de género y de los pañuelos verdes abortistas. Ellos pretenden meter la legalización del aborto en todos lados. Y además pretenden meter en los colegios primarios y secundarios la enseñanza obligatoria de la homosexualidad y la transexualidad como opciones “genuinas” de la sexualidad. También buscan destruir toda diferencia biológica entre hombres y mujeres fomentando la estúpida y anticientífica idea de que cada uno puede “percibirse” a sí mismo como quiera imponiéndole al resto de la sociedad la “obligación” de aceptar esas percepciones subjetivas por más ridículas, absurdas o enfermas que sean. Ante este avance y ataque diabólico que busca destruir la familia, los hijos, el matrimonio y la sexualidad humana (tal como fuimos creados), los evangélicos (durante muchísimos años) nos callamos, nos escondimos en nuestras iglesias, decidimos “no meternos” y entonces ¡nos pasaron por encima! Como tuvimos miedo, nos silenciamos y no nos “metimos” (porque somos muuuuuuyyy “buenos” y no peleamos con nadie), nuestros gobiernos tuvieron rienda suelta para firmar toda clase de leyes perversas: matrimonio igualitario, leyes de respeto a la diversidad sexual, leyes de aborto, leyes de educación sexual impregnadas de ideología de género para pervertir a nuestros hijos desde la niñez, leyes a favor de la pedofilia, la necrofilia, etc.
Hasta que un día Dios nos despertó nuevamente el espíritu y nos recordó que somos sal y luz para hacerle frente a la corrupción y a la perversión. Entonces recurrimos a estudiar, informarnos, aprender y descubrimos que existen un montón de leyes (que ignorábamos) que están a nuestro favor. Las reclamamos, exigimos su cumplimiento, nos levantamos, defendemos nuestros derechos, peleamos contra el sistema perverso ¡y obtenemos resultados positivos!
Exactamente eso hicieron los líderes judíos. Y mira la sorpresa del rey Darío: vs.1 al 5.

EL DECRETO DEL REY 2
Luego de leer atentamente el decreto que años atrás había firmado Ciro, ¿qué decide hacer Darío? (vs.6-13)
¡Wooooww! ¡Impresionante! ¡Clarísimo! Darío no solo respeta y honra el decreto original de Ciro sino que él mismo lo amplía y refuerza para que el Templo sea reconstruido sin obstáculos de ningún tipo.
¿Cuándo finaliza la construcción del Templo y cómo lo celebran? (vs.15-22)

El Día 6 dijimos que “la Casa es habitación, es morada de Dios, es presencia de Dios”. ¿Y dónde mora Dios hoy? No lo hace en edificios sino por medio de la iglesia. Y la iglesia somos tu y yo y los millones que han sido salvados por creer en Jesucristo como Señor y Salvador. Por lo tanto, la Casa también es comunión los unos con los otros, es seguridad, es protección, es disfrute, es descanso. En la Casa encuentras revelación, palabra, dirección, consejo, orientación, apoyo, amistad, ejemplos a imitar, testimonios. Sin Casa, aunque tengas altar, te faltará comunión, relaciones, el amor de otros que viven tu misma fe. Necesitas de la iglesia tanto como del Señor.
Jesús no nos salvó ni nos dio vida eterna para que vivamos aislados y solos, al contrario, Él nos dio Casa para que unidos a otros crezcamos, avancemos y desarrollemos el potencial que Dios nos dio. Tu iglesia es tu Casa. Ama la iglesia tanto como amas a Dios. Habla bien de tu iglesia. Es tu Casa.

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Esdras”

Por Edgardo Tosoni

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