Pasaje clave: Marcos 9:1-29.

UN PADRE QUE RECONOCE Y VALIDA

Me imagino a Jesús diciéndole a sus discípulos: “Vengan, síganme y déjense sorprender”. Y allí en lo alto del monte se transfiguró delante de ellos. Transfigurarse es cambiar totalmente de apariencia. ¿Qué dice el vs.3 acerca de la apariencia de Jesús?

En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, Jesús se vistió de gloria y esplendor. La gloria que tenía estando con el Padre en los cielos ahora la mostraba delante de sus discípulos. ¡Qué espectáculo increíble!

Pero aún hay más… ¿Quiénes aparecen y hablan con Jesús? (vs.4).

Pero… ¿no estaban muertos? ¿Muy, muy muertos desde hace siglos?

¿Es una proyección holográfica? ¿Es una señal en 3D? ¿Son reales?

Sí, son bien reales.

Recuerda que los que mueren con el Señor en sus vidas van directamente a su presencia. La Biblia dice que ellos “duermen” esperando el día en el que sean resucitados. Elías y Moisés fueron llamados a estar con Jesús en ese momento. Eran bien reales y conversaban entre los tres.

¿Por qué ellos y no otros? Porque Elías representa a los profetas, y Moisés representa a la ley. En Jesús, profecía y ley se hacen uno.

El espectáculo sigue. ¿Qué sucede después? (vs.7).

¡Fantástico! El Padre aprueba al Hijo. El Padre habla bien, una vez más, de su Hijo. El Padre lo reconoce delante de todos, lo valida y lo ama.

¿Eres un hijo de Dios? El Padre celestial también habla bien de ti. Él te acepta, te da valor, te reconoce, te ama, te entiende, te soporta, te perdona, te escucha. Él dice cosas extraordinarias acerca de ti.

¿No lo hacen tus padres? ¿Te abandonaron? ¿No te escuchan? ¿Te descalifican? ¿Sientes que no te entienden? ¿Son agresivos? ¿Están demasiado ocupados en sus cosas para tener tiempo para ti?

Levanta tus ojos al cielo y habla con tu Papá celestial, porque él es todo lo que tú necesitas. Y Él siempre está disponible para ti.

¿Qué sucede después? (vs.8-10).

Fin del espectáculo.

Ellos “probaron” algo de la gloria del Señor. Un anticipo de lo que nos espera en el cielo, una pequeña muestra de lo que sucederá cuando nosotros mismos seamos transfigurados a su imagen y semejanza, y toda enfermedad, todo dolor del cuerpo, toda malformación, toda incapacidad, toda invalidez, toda limitación física, sean sólo un recuerdo.

Pero aunque aquello será la gloria total, hoy mismo por la palabra de fe podemos experimentar la gloria de Dios sanando nuestros cuerpos y quitando nuestros dolores. Si lo crees, Él lo hará. Y si decide no hacerlo, es porque tiene algo mejor aún en medio de la limitación física. Pero no dejes de declarar tu sanidad.

UN PADRE QUE NO SE DA POR VENCIDO

Al bajar del monte y regresar con los demás discípulos, ¿con qué realidad  se encuentran? (vs.14-18).

Venir de estar rodeados de gloria, esplendor y grandeza y encontrarse de pronto con una escena tan grotesca y desagradable (vs.18, 20) no es el sueño de ningún discípulo de Jesús. Pero es la realidad del mundo natural en donde opera y gobierna Satanás.

Los discípulos no pudieron liberar al muchacho, ¿qué hace entonces Jesús? (vs.19-21).

¿Te imaginas a este muchacho? Desde niño fue perturbado por demonios. Desde niño fue maltratado y abusado por ellos. Desde niño los demonios  intentaron matarlo, obligándolo a hacer cosas que él no quería. Desde niño lo convirtieron en un fenómeno de circo, sometido al rechazo, las burlas y el desprecios de las personas. Desde niño manifestó la violencia de los demonios, el odio en la mirada y la sequedad en toda su vida. Ellos lo consumían y le quitaban cada gota de energía de su cuerpo maltratado.

Sus demonios eran reales. No era un videojuego ni un mal tema de rock satánico. ¿Piensas que los demonios juegan? ¿Crees ingenuamente que puedes “coquetear” con ellos y que nada te sucederá? Los demonios no juegan, y aunque estén derrotados por el Señor y bajo su poder, siguen siendo tu peor enemigo.

¿Cómo termina la historia? (vs.22-27).

Con la fe de un padre rogando misericordia y con Jesús manifestando su gloria. Con un ruego, una súplica y con una palabra de autoridad. Con clamor por liberación y con una orden de expulsión. Los finales con Jesús siempre serán más grandiosos que cualquier comienzo. Y si lo dudas, pregúntale a este padre y a su hijo.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Marcos»

Por Edgardo Tosoni

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí