Pasaje clave: Números 18 y 19.
El ejercicio del sacerdocio es algo muy santo para Dios, por tal motivo, en estos capítulos Él les da nuevas indicaciones a Aarón y a sus hijos.
¿Te acuerdas cuál era la función del sacerdote? (18:1 al 7).
Ellos eran los únicos que podían entrar en el lugar más santo donde estaba el arca, símbolo de la presencia de Dios. A todos los demás les estaba prohibido.
Esto tiene que motivarte para que aprendas a valorar más la libertad que tienes como sacerdote de Dios. Puedes entrar hasta su misma presencia sin la intervención de ninguna otra persona, solo invocando el nombre de Jesucristo.
Dios les da leyes con respecto a las ofrendas.
¿Qué tenían que hacer con ellas? (18:8 al 15).
Dado que Aarón y los demás levitas no trabajaban como los otros israelitas (no plantaban, ni cosechaban, no criaban ganado, no vendían ni compraban) porque estaban dedicados totalmente al tabernáculo y al cuidado de las cosas santas, ellos vivían y comían de una parte de las ofrendas que el pueblo presentaba delante de Dios.
Aarón debía “cuidar” las ofrendas que el pueblo entregaba. Esto significa que debía administrarlas y supervisarlas. Eran santas. Tenia que hacer su trabajo con responsabilidad. No podía tomárselo a la ligera.
Además de darles claras indicaciones sobre las ofrendas Dios también les dio ordenes bien definidas acerca de los diezmos.
Los Diezmos…
Diezmo significa: “la décima parte de algo”. Por ejemplo:
Si alguien tenía 100 vacas, tenía que diezmar 10 vacas. ¿Cómo lo hacía? Muy fácil. Elegía las 10 mejores vacas, sin defectos ni enfermedades y las llevaba a los levitas. Y con sus otras 90 vacas él hacia lo que quería.
¿Por qué recibían los diezmos los levitas? (18:21, 23-24).
Y además de administrarlos, ¿qué más tenían que hacer? (18:25-30).
¡La ley era igual para todos! Los levitas también tenían la obligación de diezmar a Dios, pero ¿cómo podían hacerlo si no trabajaban como los demás?
Ellos le daban a Dios los diezmos de los diezmos. Por ejemplo:
De las 10 vacas que recibían como diezmo ellos daban la décima parte, o sea, 1 vaca. Esa vaca era su diezmo. Y con las 9 restantes se hacían un ¡buen asado! (vs.31).
Tanto para los israelitas allí en el desierto como para nosotros hoy en pleno siglo XXI, dar los diezmos, es obligatorio. El diezmo es de Dios.
De todo el ingreso económico que tengas, el 10% entrégaselo al Señor.
¿Y cómo se lo entregas al Señor? Por medio de la iglesia. Hoy es la iglesia quien recibe los diezmos.
Y las Ofrendas…
La ofrenda es diferente al diezmo.
Es voluntaria (Ex.25:1-2, 35:21-22, 29).
Es generosa. No es dar dádivas ni sobras. (Ex.35:5-9, 36:3-7).
Es la expresión de tu corazón. (Gn.4:3-5)
Es semilla que siembras en el Reino de Dios y que da fruto (2º Co.9:6-11).
Piénsalo.
Somos bendecidos para bendecir. Somos prosperados para dar.
Todo lo que pones al servicio de Dios es tu ofrenda para Él. Si danzas, tu cuerpo es tu ofrenda para Dios. Si haces música, tu instrumento y tu talento son tu ofrenda para Dios. Todo lo que dediques a Dios es tu ofrenda para Él. Puede ser tu tiempo, tu dinero, cosas que tengas, tu voz, tus habilidades, tus talentos, tu creatividad, tus ideas, tu capacidad intelectual, tus oraciones, tus consejos, todo, absolutamente todo.
Siembra en el reino de Dios y serás prosperado en todo.
Y si llegaran a surgir alguna de estas cosas purifica tu corazón (19:11 al 22).
Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Números-Deuteronomio»
Por Edgardo Tosoni
DESCARGA GRATIS el PDF «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Números-Deuteronomio». Haz CLICK AQUÍ.