Pasaje clave: Marcos 8:1-21.

4000 BOCAS PARA ALIMENTAR

¿Recuerdas el milagro de Jesús alimentando a los 5000 con sólo 2 panes y 5 peces, en el capítulo 6?

Bueno, este es un milagro muy parecido… ¡e igualmente imposible! aunque sean 1000 bocas menos para alimentar. Pero ya sabemos que Jesús es especialista en hacer lo que es humanamente imposible.

¿Qué sucede en esta oportunidad? (vs.1).

¿Y qué les dice Jesús a sus discípulos? (vs.2-3).

¡Woooowww! 3 días con Jesús. Aquella multitud estuvo 3 días siguiendo a Jesús, escuchando sus enseñanzas, viéndolo hacer milagros espectaculares… y ahora tenían hambre.

¿Qué planteo le hacen sus discípulos? (vs.4)

¿Y cuál es la pregunta de Jesús? (vs.5).

A diferencia del milagro de los 5000 aquí hay 7 panes y unos pocos peces (vs.7). Muy, muy poco para tantas personas hambrientas.

¿Qué hace, entonces Jesús? (vs.6).

¿Y cuál fue el resultado de este milagro? (vs.8).

Como verás es una historia muy sencilla de entender. Establezcamos algunos principios:

Jesús es sensible a nuestras necesidades. Está muy bien que alimentemos el espíritu, pero también necesitamos alimentar el estómago. Nadie aprende con hambre. Jesús lo sabe, y él provee.

Nunca es poco para Jesús. Aún lo escasamente poco, puesto en las manos de Jesús, se volverá mucho. Jesús bendecirá y multiplicará lo poco que tengas. No te avergüences de lo que eres ni de lo que tienes, entrégaselo a él.

Bendición y gratitud deben ser un estilo de vida. Es lo que hacía Jesús. Agradecía por lo que tenía y lo bendecía. Cambia la queja por gratitud y la crítica por bendición. Incorpora la gratitud y la bendición como tu estilo de vida.

Jesús hizo el milagro, los discípulos hicieron el trabajo. Ellos consiguieron los panes y los peces, agruparon a las personas, repartieron la comida, recogieron lo que había sobrado. Transpiraron la camiseta. De eso se trata el servicio.

LAS MELLIZAS: IGNORANCIA E INCREDULIDAD

Comencemos por la incredulidad. Incrédulo es aquel que decide no creer. Elige no hacerlo. Prefiere “creer” en sus propias ideas, puntos de vista, razonamientos y argumentos, en la evolución, en los extraterrestres, en los mayas, pero no en la verdad de Dios.

Este era el problema básico de los fariseos. Ellos estaban llenos de conocimientos, se sabían de memoria la ley del Antiguo Testamento, eran súper intelectuales, ¡pero enormemente incrédulos! Tan incrédulos eran que abiertamente rechazaban y cuestionaban todo lo que Jesús enseñaba. Se oponían a él, lo confrontaban y lo tentaban. No les importaba aprender de Jesús sino ganarle alguna discusión y demostrar cuán “inteligentes” eran (vs.11).

¿Qué hace Jesús? ¿Cómo actúa? (vs.12-13).

¡Quiero ser como tu Jesús! No pierdas el tiempo discutiendo con gente incrédula que no quiere escuchar, que rechaza por el puro placer de hacerlo. Invierte tu tiempo en cosas mejores.

Continuemos ahora con la ignorancia. No me refiero a quienes no han tenido la oportunidad de estudiar y educarse, no. Ignorantes son aquellos que no tienen revelación espiritual. Leen el Padre Nuestro 35 veces y no entienden nada. Escuchan el Salmo 23 y preguntan qué significa. Leen sobre el perdón y la oración y te miran como diciendo “no capto la idea”. Ignorantes, personas sin revelación.

Este era el problema básico de los discípulos de Jesús. Eran expertos en no entender nada de nada.

¿De qué les habla Jesús? (vs.15).

¿Y ellos qué entendían? (vs.16).

¡Jesús se pone como loco! ¿Y qué les dice? (vs.17-21).

¡¿Cómo que aún no entienden?!

¡¿Cuál es la parte “difícil” que no entienden?!

¡¿Qué parte de “no se contaminen con las enseñanzas legalistas de los fariseos” no entienden?!

¡Abran los ojos y los oídos! ¡No sean ignorantes!

La ignorancia es una maldición. No tener revelación espiritual es lo peor que le puede pasar a una persona, incluso si es un hijo de Dios.

Ignorancia e incredulidad, ambas son enemigas del poder de Dios.

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Marcos”

Por Edgardo Tosoni

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