Pasaje clave: Filipenses 1:6.
Nosotros por naturaleza tenemos un corazón que desea, ama, quiere, perdona, busca, conquista…soporta, odia, sufre, llora; tal vez, por diversas razones ya sean buenas o malas. En consecuencia; por cada circunstancia que pasamos hacemos de nuestro corazón un DEPÓSITO. Solamente tú, joven, sabes cómo esta ese depósito, a quién se lo confías, qué guardas allí, cada cuanto lo limpias… ¡Dios y tú lo saben!
Tómate unos minutos para pensar en el estado de se encuentra tu depósito. Después de hacerlo extiéndele una invitación a Jesús para que visite tu DEPÓSITO y limpie, sane, toque, transforme, saque de allí lo que no corresponde, liberte, traiga paz, regale amor, restaure y acomode todo lo que adentro tienes guardado. Y que Jesús pueda decir: «tengo un corazón gemelo, un corazón como el mío».
La Biblia dice en Filipenses 1:6, que: “El que comenzó en ustedes la buena obra la perfeccionara hasta el día de Jesucristo”. Dios está interesado en nuestras vidas, él quiere que nosotros caminemos hacia sus propósitos por eso día a día trabaja con nuestras vidas moldeándonos para parecernos más a Él.
Es el anhelo de Dios que tengamos un corazón abierto a su amor, un corazón sediento de Su Espíritu, un corazón humilde, corazón que clame, que ame y que lo busque. Deja que Dios haga de tu corazón, su corazón gemelo.
Por Javier Paz Mendoza