Pasaje clave: Levítico 27.

Levítico finaliza con un capítulo dedicado a las personas consagradas, a los animales consagrados, a las casas consagradas, a las propiedades consagradas, a los objetos y los diezmos consagrados a Dios, explicando cómo se debía proceder en cada caso. Cuando algo se consagra a Dios pertenece exclusivamente a Él. Es su propiedad. Y es declarado santo.

¿Qué requisitos había en cuanto a las personas que hacían un voto de consagración a Dios? (27:1 al 8).
Si tú consagras tu vida completamente a Dios (haces un voto o una promesa de consagración), esto significa que en nada ni por nada puedes contaminarte, ensuciarte o mezclarte con cosas que deshonran a Dios.
No significa que te vuelves “libre de todo pecado y nunca más pecarás”. Tampoco significa que pierdes la facultad de vivir y te encierras en la iglesia para olvidarte del mundo que te rodea y ser saaaaanto. ¡No!
Significa que tienes que cuidar y mantener tu santidad en el día a día.

La salvación no se pierde, pero la santidad sí y tienes que cuidarla. Mientras trabajas o estudias, mientras ves un partido de fútbol o una novela, cuando escuchas música, estés en la iglesia o fuera de ella.
Mira en los Evangelios el modelo de vida de Jesús, porque es el mismo modelo de consagración que tú y yo (y cualquiera que se autodenomine cristiano) debemos seguir.

Pensemos en algunos ejemplos para entenderlo mejor.
Por ejemplo, le consagras a Dios tus ojos (miradas): “Señor, mis ojos y mis miradas de ahora en más están dedicadas a ti, para mirar lo que te honre y todo aquello que me edifique”.
Entonces ¡basta de pornografía! ¡Basta de películas o novelas eróticas! ¡Basta de hentai! (dibujos animados japoneses pornográficos o con un alto contenido erótico). ¡Basta de tener tus ojos pegados a la cola de todas las chicas (o de los chicos)!

¿Cómo se procedía con los animales consagrados? (27:9 al 13).

¿Y con respecto a una casa o a una propiedad consagrada? (27:14 al 25).

¿Qué criterio tenían que seguir con los primogénitos del ganado? (27:26-27).

¿Y en cuanto a los objetos consagrados? (27:28).

Si tú consagras algún objeto a Dios (herramienta de trabajo, instrumento de música, T.V., DVD, equipo de audio, PC, auto, o lo que fuere), ese objeto será de uso exclusivo para las cosas santas de Dios, no lo mezcles con nada mundano o pecaminoso.

Por ejemplo, consagras tu equipo de música: “Señor, este equipo de música que tú me permites tener, de ahora en más lo dedico a ti para un uso santo, para tú servicio”. Lo consagraste, no vuelvas a usarlo para escuchar música con contenidos que deshonran a Dios (“contenidos” dije, no estilos musicales), ni para grabar y vender CDs y DVDs truchos. ¿Entiendes?
Si consagraste tu PC a Dios para usarla en el ministerio, (diseñando, generando revistas, folletos, invitaciones, transcribiendo mensajes o estudios bíblicos, enviando e-mail a los hermanos, armando la pagina web de tu ministerio juvenil, etc.), entonces elimina del disco rígido los juegos satánicos que tengas (¿hace falta que te diga cuáles son?), no vuelvas a navegar por las páginas porno de Internet, deja de usarla para ver contenidos sexuales, violentos o satánicos.
¿Entiendes lo qué es consagrar objetos a Dios?

Piénsalo.

Si primeramente tu vida no está consagrada a Dios difícilmente puedas o quieras consagrar a Él otras cosas, sea dinero, estudio, noviazgo, proyectos futuros, etc. No importa cuántas promesas o cuantas oraciones le hagas a Dios, sino te entregas real y completamente a Él, todo lo que digas es sencillamente una mentira.

Tu consagración a Dios será la puerta abierta a la realización total de Sus propósitos en tu vida.

Extracto del libro “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo-Levítico”

Por Edgardo Tosoni

DESCARGA GRATIS el PDF “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo-Levítico”. Haz CLICK AQUÍ.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí