Pasaje Clave: Nehemías 10.

Volvamos por un momento al día de ayer…
¿Qué sucede luego de la tremenda oración de reconocimiento y adoración a Dios? ¿A qué se comprometen el pueblo, los príncipes (líderes), los levitas y los sacerdotes? (9:38)
Primero fue la humillación del pueblo delante de Dios (Día 11).
Luego vino el reconocimiento de quién es Dios, de su gran amor y paciencia y de sus muchas bendiciones aun en medio de los pecados y las rebeldías del pueblo y del liderazgo (Día 12).
Y ahora llega el momento de asumir el compromiso y de pactar con Dios.
“¿Pactar qué? ¿Comprometerse a qué?”

UN COMPROMISO LLAMADO SANTIDAD
Pactar con la santidad de Dios y comprometerse a vivir de acuerdo a los valores de la Palabra de Dios… siempre.
Somos hijos e hijas de Dios. Nuestros valores de vida no son los de la religión, ni la masonería, ni la política, ni la filosofía, ni las viejas o nuevas tendencias culturales, ni los códigos de las tribus urbanas, ¡y muchísimo menos de las basuras perversas de la ideología de género, perspectiva de género o como quieran llamarlo!
Nuestros valores de vida son los valores de Dios. Y a Dios lo conoces a través de la Palabra revelada y de la intimidad con Él cuando oras, cuando adoras, cuando lo buscas. Sus valores de santidad, libertad, justicia, integridad, responsabilidad, respeto (y hay muchos más) son nuestros valores, sus principios eternos son nuestros principios.
Estamos en esta tierra, pero no vivimos de acuerdo a los criterios impuestos por la mayoría y mucho menos por las minorías, sino de acuerdo a los criterios de Dios. Respetamos las normas, las leyes y a nuestros gobernantes, pero cuando esas normas o leyes se oponen a Dios y a su santidad, cuando rompen nuestros valores, cuando enferman y corrompen, entonces nos levantamos y reclamamos, nos hacemos escuchar y manifestamos nuestro total desacuerdo. Por ejemplo, como lo estamos haciendo ahora en varios países latinoamericanos marchando en contra del aborto y a favor de las dos vidas. O manifestándonos en contra de la ideología de género con su caudal de perversiones y sus “políticas educativas” para homosexualizar y transexualizar a los niños y niñas.

No importa la edad que tengas, ni en donde vivas, tienes que decidir de qué lado del muro estás. O estás a favor de los valores de Dios y de su santidad en todas las cosas (no solo las de la iglesia y el ministerio) o no lo estas. Es tu elección, es tu decisión y serán tus consecuencias. Piénsalo.

LOS QUE SE COMPROMETIERON…
¿Quiénes firman el compromiso de vivir de acuerdo a los valores de Dios? (vs.1-28)
¿Viste quién fue el primero en firmar el compromiso de santidad? ¡Claro!
¡Así debe ser! El líder (gobernante, pastor, padre o madre) da el ejemplo y se pone como modelo para que los demás lo sigan y lo imiten. El problema es cuando el liderazgo se borra, desaparece o no asume el compromiso, entonces todos (pueblo, iglesia, o familia) se vienen abajo y cada uno hace lo que se le canta las ganas.
¿Qué otras autoridades firman el pacto? (vs.9, 14)
¡Excelente! Entonces el pueblo, súper motivado por el ejemplo de sus líderes y dirigentes, se lanza masivamente a comprometerse con Dios.

Si eres adolescente o joven necesitas modelos y referentes y tal vez no los encuentres dentro de tu propia casa. Tal vez tus padres no sean creyentes en Jesús y no vivan de acuerdo a los valores de Dios, o tal vez has perdido a tus padres o se han divorciado y no puedes contar mucho con ellos… no lo sé. Lo que sí sé es que si eres un hijo o hija de Dios ¡no estás solo/a! Dios levantará para ti sustitutos, personas con valores de santidad que serán tus referentes, tus modelos de vida. De ellos podrás aprender y con ellos podrás hablar.

¿A QUÉ SE COMPROMETIERON TODOS LOS QUE FIRMARON?

El compromiso con la santidad y los valores de Dios incluía puntos bien específicos. Descúbrelos por ti mismo:

  • Compromiso #1. (vs.29).
  • Compromiso #2. (vs.30).
  • Compromiso #3. (vs.31).
  • Compromiso #4. (vs.32-33).
  • Compromiso #5. (vs.34).
  • Compromiso #6. (vs.35-37).
  • Compromiso #7. (vs.38-39).

Comprométete a no abandonar la casa de Dios, a no abandonar Su santidad ni Sus valores de vida, para tu vida y tus generaciones.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Nehemías»

Por Edgardo Tosoni

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