Entonces Ben Adad, rey de Siria, reunió a todo su ejército y, acompañado por treinta y dos reyes con sus caballos y carros de combate, salió a hacerle guerra a Samaría, y la sitió. (1º Reyes 20:1).

A esta historia ya la vimos. El hombre, pensando en su propio poder y en su fuerza natural, quiere atacar al representante del pueblo de Dios, y las cosas le salen mal. En este caso, el relato tiene una versión un poco diferente.

Ben Adad no viene solo. Viene con treinta y dos reyes, con sus caballos y carros de combate. No era una demostración de fuerza; era la confirmación absoluta y total de que Acab, el rey de Israel, estaba en graves problemas. Pero el Cielo, en su inmensa misericordia, tenía otros planes; planes que ofrecen nuevas oportunidades, incluso al peor de los reyes. Tanto es así, que un profeta del Señor irá hasta Acab y le dirá que la batalla, contra toda previsión humana, la ganará él.

Dios está dispuesto absolutamente a todo a fin de demostrarte que él es el único Señor, y traerte a su lado. Si es necesario hacerte vencer batallas que no linderías vencer, él lo hace. El amor de Cristo no conoce límites; salvo los que tú mismo le colocas.

Al año siguiente, el mismo rey Ben Adad vuelve a atacar a Israel. Cuando Ben Adad estaba huyendo de escondite en escondite, temiendo por su vida, se presentó delante de Acab para pedirle que no lo matara. Acab no solo le perdona la vida, sino también lo llama su hermano y lo deja en libertad. Esto no es benevolencia: es desobediencia a Dios e injusticia para con sus soldados, quienes -dos veces- se habían esforzado en la batalla.

Como decíamos, el amor de Dios no tiene límites. Él es el Dios de las montañas y de los valles, del cielo, de la tierra y del mar. En las montañas, él te espera, en los valles, él te acompaña. Pero más allá del poder demostrado por el Señor en los triunfos militares-poco probables- de Acab, la mayor marca de lo ilimitado de su amor es el haber trabajado a favor de Acab.

Si él acompañó a Acab, sin lugar a dudas te ofrecerá una nueva chance a ti durante el día de hoy. ¡Aprovéchala!

Extracto del libro 365 Vidas

Por Milton Bentancor

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