Pasaje Clave: Amós 7:10-17.
¡Continuamos con el capítulo 7!
¿Quién lo acusa a Amós? (vs.10)
¿Y de qué lo acusa? (vs.10-11)
Estamos viviendo en la época de los “denunciadores” seriales…
Si alguien se autopercibe “niño” y se viste como “niño”, y a ti se te ocurre decirle que no es niño, sino un tipo de 40 años de edad… ¡Denuncia!
Si alguien se autopercibe “trans” y a ti se te ocurre decirle que por su sexo biológico es hombre o es mujer… ¡Denuncia!
Si a un hombre se le ocurre decirle un piropo (un cumplido, algo lindo) a una mujer… ¡Denuncia!
Si la iglesia hace reuniones en medio de una pandemia… ¡Denuncia!
Si a un docente se le ocurre disciplinar a un alumno… ¡Denuncia!
Si a un creyente se le ocurre enseñar o predicar que la homosexualidad está mal… ¡Homofobia y Denuncia!
Si ayudas a una chica para que elija no abortar, o si eres médico y decides no hacerle un aborto… ¡Denuncia!
Si eres mujer y decidiste tener sexo con un tipo, pero no quedaste satisfecha con la experiencia… ¡Denuncia por violación!
Si enseñas que tener “dos papás” o “dos mamás” no es un diseño sano de familia… ¡Denuncia!
Si no te gusta cómo te miran… ¡Denuncia!
¿Entiendes?
Hoy en día parecería que “todo” es motivo de denuncia, aunque algunas de ellas no tengan ni pie ni cabeza y sean completamente ridículas y absurdas (¡vuelve a leer los primeros tres ejemplos de arriba!).
Algo así experimentó Amós cuando el sacerdote Amasías lo denunció y acusó por profetizar en contra del rey Jeroboam y de los pecados de Israel. Estamos de acuerdo en que su profecía no fue “livianita” ni superficial. Anticipó la muerte del rey y el cautiverio de toda la nación. Estas palabras molestaron muchísimo a los que tenían el poder religioso, político y económico de la nación, sin embargo, Amós no tuvo miedo de hablarlas.
Lo más increíble de esta historia es que el denunciante es el principal sacerdote de Israel, ¡el tipo que tenía la responsabilidad espiritual de guiar al pueblo de Dios! ¡Ese tipo denuncia al profeta Amós! ¡¿En serio?!
Y con esto ya te puedes dar cuenta que Amasías, el principal sacerdote de Israel, era pura “apariencia religiosa”. Tenía religión sin revelación. Tenía religión sin vida espiritual. Tenía religión sin discernimiento. Era pura “cáscara” sin contenido. Porque no pudo darse cuenta que las palabras proféticas de Amós eran las mismas palabras de Dios. Y ni siquiera pudo discernir los pecados y las maldades que se practicaban en la nación, de las cuales, seguramente él como sacerdote, también era parte.
¿Qué “consejo” poco amistoso le da Amasías a Amós? (vs.12-13)
Jajajajajajaja… Me recuerda a los políticos cuando nos piden (muy amablemente) que no prediquemos en contra del aborto, en contra de los LGBTI, en contra del matrimonio gay, en contra de la Educación Sexual Integral con ideología de género (ESI) y nos “invitan” a ser “tolerante” con las nuevas “infancias”, las nuevas “sexualidades”, las nuevas “familias”…
Es una manera, “políticamente correcta”, de que nos callemos y los dejemos tranquilos. Lamentablemente, muchos creyentes y muchas iglesias, por miedo a las denuncias y acusaciones, se silencian, miran para otro lado y niegan la realidad. Tristemente se someten al poder político.
LA ACTITUD DE AMÓS 2
Sin embargo, ¿qué hace Amós? ¿Cómo actúa? (vs.14-17)
Hay tres cosas que aprendemos de Amós. Y que nos sirven para saber cómo tenemos que actuar nosotros en la loca sociedad en la que vivimos.
1º. Tiene muy, muy clara su identidad. Sabe perfectamente bien quién es (vs.14).
¿Conoces tu identidad en Cristo? ¿Sabes lo que Dios dice y piensa de ti?
¿Tienes clara tu identidad sexual, emocional, intelectual y profesional?
¿Conoces tus fortalezas y debilidades?
2º. Tiene muy, muy claro el llamado de Dios para su vida. Sabe perfectamente bien lo que tiene que hacer. Lo que Dios quiere que él haga (vs.15).
¿Sabes qué es lo que Dios te manda a hacer?
¡No hagas mil cosas corriendo de un lado a otro! Enfócate en lo que Dios quiere que hagas y vuélvete excelente en eso.
3º. No tiene miedo de hablar y de decir, con respeto, pero muy claramente, lo que Dios le dijo que dijera (vs.16-17).
A un duro como Amasías, Amós le habla duramente. Pero no podemos hablarles igual a todos. Aprende qué decir y cómo decirlo, pero sin miedo.
Extracto del libro Desafíos PJA Amós
Por Edgardo Tosoni
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