El rey Acaz fue entonces a Damasco para encontrarse con Tiglat Piléser, rey de Asiria. Cuando vio el altar que había en la ciudad, el rey Acaz le envió al sacerdote Urías un plano del altar, con un dibujo de todos los detalles. (2º Reyes 16:10).

Acaz es uno de los reyes malos de Judá. No siguió los caminos de Dios, adoró a dioses falsos, ofreció sacrificios e incienso en los altares paganos y, como, si no fuese suficiente, sacrificó a su propio hijo en el fuego idólatra de uno de estos altares.

Abraham les enseñó a adorar a sus hijos en torno al altar. Es aquel lugar -casi sagrado- en el que la familia se reúne, ocupa algún tiempo en una actividad común, presta atención a lo que se dice y se interesa en aprender.

Con estas características, lamentablemente, el altar de muchas familias cristianas es la televisión. Obviamente, no voy a hablar contra el aparato ni contra la programación -que muchas veces es basura-que los canales nos ofrecen. Lo que quiero que pienses es dónde está tu altar. Dónde realmente ocupas tiempo en ‘‘adoración”. El problema no está en la televisión, sino en nosotros.

Acaz fue a Damasco para agradecer al rey asirio por su ayuda en relación con la invasión siria en el territorio de Israel. Dentro de los límites culturales del momento histórico, está bien lo que Acaz hizo. En la ciudad él ve un altar. Encantado por la belleza del monumento, Acaz le envía al sacerdote Urías un plano del altar, con un dibujo con todos los detalles. Hasta aquí, lo que Acaz hizo es correcto, no es pecado.

¿Te das cuenta? Hay acciones que realizamos que no tienen nada de malo en un primer momento, pero que pueden transformarse en pecado cuando no sabemos colocarnos un límite a nosotros mismos.

Acaz no solo usó el bonito altar copiado para adorar a ídolos, sino también retiró el altar de bronce dedicado a Dios de su lugar en el Templo, para colocar una obra de arte que lo había encantado en Damasco.

¿Cómo organizas tu vida espiritual? ¿Qué colocas en primer lugar? ¿Estás moviendo el altar dedicado a Dios para colocar tus altares (incluso bonitos) en mi lugar?

Extracto del libro 365 Vidas

Por Milton Bentancor

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