Pasaje clave: 1º Juan 2:15-17.

El auge de las tribus urbanas en la cultura popular (rockeros, hippies, emos, dark, punkeros, cholos, góticos, celtas, skaters, rastafaris, skin heads (cabezas rapadas), ciberhippies, ciberpunks, otakus, entre otros), tiene un impacto importante en tu forma de pensar como adolescente y muchos de estos movimientos (sus ideas y forma de ver la vida) pueden ser realmente peligrosos para tu relación con Dios.

No hay un día en el que vivas sin ser bombardeado con mensajes seductores que enfatizan la belleza, el sexo y el dinero. Nuestra sociedad te prometerá cualquier cosa que desees, pero sólo serán falsas promesas. Dios tiene para ti un camino mejor.

En su debido lugar, no hay nada malo en la belleza, la sensualidad, el dinero o el orgullo por los éxitos logrados. Pero fuera de lugar, se convierten en una trampa peligrosa.

1º Juan 2:15-17 dice algo muy importante sobre todo esto. La primera impresión que producen estos versículos puede ser negativa: “los cristianos no pueden disfrutar la vida porque si lo hacen, Dios no vive en ellos”. Pero este no es el sentido de la Palabra de Dios. Si te quedas con esa primera impresión no verás su verdadero significado.

Juan te está advirtiendo de las filosofías, ideas y estilos de vida que se mueven en la cultura moderna y que no tienen nada que ver con Dios, como por ejemplo, el estilo de vida de las conocidas “tribus urbanas”. O el estilo de vida de quienes viven obsesionados con la apariencia física, o con el dinero o el sexo. O bien, con el estilo de vida del “tener”.

Tener el mejor cuerpo. Tener todo el dinero. Tener sexo y más sexo. Tener la última ropa de marca. Tener popularidad. Tener reconocimiento. Tener fama. Tener admiradores. Tener la página más visitada de internet. Tener al chico que desean todas. Tener a la chica más linda y deseada por todos. Tener… Tener… Tener…

Y si bien hay muchas cosas buenas y sanas en la cultura moderna, tienes que estar “bien despierta” para detectar y evitar todas aquellas que entran en conflicto con tu vida espiritual.

Permítele a Dios moldear tu vida. Aprende a pensar como Él y a hablar como Él. Abre tu Biblia y haz tuyas sus palabras: “Todo lo puedo en Jesús”, “No tengo miedo porque Dios está conmigo”, “El Señor es mi Pastor”, “Dios proveerá para todas mis necesidades y nada me faltará”. Esta es la forma en la que hablas y piensas como Dios.

Piénsalo.

Todos tus logros son bendiciones que Él te regala. Él dinero, tu belleza, tu cuerpo, tu capacidad intelectual, tus intereses espirituales y afectivos, son bendiciones de Dios. Disfrútalas mientras aprendes a pensar como Dios piensa y a hablar como Dios habla.

Practica el escuchar a Dios mientras lees su Palabra, para que no haya “demasiadas voces” que te confundan.

Por Edgardo Tosoni

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